Costa de Marfil. Es sorprendente cómo los grandes cerebros pueden desmoronarse frente a una minucia

5/01/2011 | Opinión

África es sucia,

África es pobre,

África es débil,

África es idiota,

África es infantil, etc.

Todos los mejores adjetivos calificativos del grande y hermoso mundo, nunca serán lo bastante procedentes para denigrar a África.

Esta África sucia que embriaga a los hombres más limpios del planeta.

Esta África pobre que enriquece a las mayores potencias de esta tierra.

Esta África débil que fortalece las grandes naciones de este mundo ruin.

Esta África idiota que vuelve locos los grandes cerebros y que incluso aniquila su inteligencia y su sabiduría.

Como siempre, el ojo sabio del mundo está curiosamente fijado sobre África; si no es por la falta de alimentos, es por la falta de agua, por el SIDA, o entonces, algo moderno y para variar un poco, por una guerra civil.

A cada uno su turno y a cada país su día. Hoy, es Costa de Marfil quien tiene el honor de ver instalados sobre su territorio los agradables focos reflectores de los Ángeles Custodios de África.

Todos los eruditos del mundo se están frotando las meninges para encontrar la forma de detener la crisis marfileña y evitar llevar la guerra a los marfileños, que ni quieren esta crisis ni una guerra, ya que todo lo que desean es vivir en paz en su casa.

Hablan los sabios y los ancianos, hablan las mujeres, hablan los hombres, hablan los jóvenes. Total, habla la Nación marfileña, y sin embargo, que cosa tan curiosa, los Ángeles Custodios de África no escuchan nada y se arrogan con obstinación el derecho de decidir que tienen absolutamente que hablar las armas.

Básicamente, te matamos primero, y luego te hablamos, para buscar la solución del “por-qué-te-hemos-matado”.

¡Curiosa inteligencia y sabiduría! ¿Quién debe matar a quién? ¿Y por qué?

De hecho, ¿Cuál es el verdadero problema? ¿Tan sólo unas elecciones presidenciales con sospecha de fraude?

Creo haber oído ya una cantinela similar en alguna parte, con las mismas palabras y las mimas frases, lo único, que ya no recuerdo exactamente dónde. Sin embargo, estoy segura de algo, y es que esta cantinela se ha entonado repetidamente en África.

¡Esta África, siempre África y otra vez África!

Pero que yo sepa, y aquí sí que mi memoria está indemne, Francia, la ONU, Estados Unidos y la COMUNIDAD INTERNACIONAL ya existían cuando esta cantinela había sido entonada en algún lugar de África.

No recuerdo haber oído o asistido a una pelea de bandas organizadas (enfrentando por un lado, la ONU, Francia y la COMUNIDAD INTERNACIONAL, y por el otro, la oveja negra del curso de democracia internacional).

A menudo, tras la cantinela “fraude” –tal como acontece por todo el mundo, ya que se dice que incluso en Estados Unidos habría fraudes electorales– África ha palabreado y aquí estamos con nuestra África, aunque coja, pero en 2011, e intentando corregir sus pasos, de mejor o peor manera.

¿Y si en vez de dispararle balas en sus piernas ya debilitadas, más bien la ayudásemos a tenerse en pie y a caminar bien?

¿Y si en vez de cegarla, más bien la ayudásemos a abrir los ojos y a ver sus errores con el fin de corregirlos? ¿Y si más bien la ayudásemos a examinar sus propias capacidades y a sacar provecho de ellas en su propio interés?

¿Molestaría a alguien?

La crisis postelectoral de Costa de Marfil ha desecado notablemente toda la inteligencia del mundo que se aferra unilateralmente a los kalashnikovs, un mundo que olvida que cuando hay dos personas combatiendo, cualquiera que sea la razón de su pelea, hay que interponerse entre ellos, con total imparcialidad, y conducirlos hacia una solución pacífica del conflicto, comenzando por la simple y estúpida pregunta: ¿Qué ha pasado?

A partir de ahí, poco importa el tiempo que se tome, se remonta progresivamente hasta la fuente para comprender bien la génesis del conflicto, apoyándose básicamente sobre pruebas y testimonios irrefutables, y manteniendo siempre en mente la idea del compromiso y del consenso.

Pero nunca un hombre que se tiene por responsable y sabio cogería un kalashnikov para ir corriendo a resolver una desavenencia a casa de su vecino, sobre todo cuando ese vecino nunca ha representado una amenaza para él.

¿Y no habrá un objetivo no confesado en esta crisis? ¿A quién beneficiaría una eventual guerra en Costa de Marfil?
Nunca ha habido problemas sin solución. ¿Por qué empeñarse en no escuchar al pueblo marfileño, el cual hace un llamamiento con todas sus fuerzas y todos sus deseos para ir a debatir bajo el árbol de la palabra entre hermanos y hermanas de una misma nación?

Cada país del mundo tiene sus tradiciones. Costa de Marfil tiene sus sabios y sus jefes tradicionales que son muy escuchados, y que son los garantes de las tradiciones y de la moral en este país desde el inicio de los tiempos. Estos sabios y jefes tradicionales viven en Costa de Marfil todos los días de su vida y conocen su país mejor que nadie. ¿Por qué no se les llama, junto con la comunidad internacional –si tal comunidad internacional tiene tanto empeño en impartir su cursillo de maestro-demócrata en Costa de Marfil- para establecer un diálogo sincero, concreto e imparcial que salvaría vidas, y emplear el dinero que se quiere malgastar en la guerra para alimentar a los niños hambrientos de los países africanos donde no hay fraude electoral?

¿Acaso la vida de los africanos valdría menos que la vida de los demás?

Conservo la esperanza de que Costa de Marfil no ha embrutecido al mundo entero. Por ello, Señoras y Señores dirigentes de África Occidental en particular, y de toda África en general, reflexionen cuidadosamente antes de disparar el primer cañonazo sobre los inocentes que no les han molestado, ya que la historia les juzgará.

VIVA ÁFRICA,

VIVA COSTA DE MARFIL.

Marie-Louise ABIA

Publicado en Mwinda Journal, Congo Brazzaville, 04-01-11

Traducido por Juan Carlos Figueira Iglesias, para Fundación Sur.

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