¡Consuelo con votos robados y balas chinas!

25/04/2008 | Opinión

El Presidente Thabo Mbeki y su infame colega Robert Mugabe, están abandonados solos en una isla política, bajo el asedio de las duras palabras diplomáticas y los restos del naufragio. Sus antiguos amigos todavía tiemblan y sienten escalofríos por los aires fríos de la repercusión de la impopular proclamación de Mbeki de que Zimbabue no está en una situación de crisis.

Mientras Mbeki delibera pensativo sobre el siguiente paso a dar para restaurar su credibilidad tan seriamente perjudicada, Mugabe conspira con China para rechazar la avalancha del inevitable descontento popular por las elecciones, con AK-47 chinos, balas y cañones de agua israelíes.
Mientras tanto, la celebración de la independencia, el 18 de abril, en el estadio de Gwanzura, no fue más que una exhibición de fuerza militar, una señal segura de que el centro civil ya no puede mantenerse en el bando del Zanu-PF de Mugabe. Está haciendo aquello que mejor sabe hacer mejor, defender su espacio político con votos robados y balas chinas.

Además, Mugabe nos dijo que el “Zanu-PF había traído la democracia a Zimbabue” y, como se había predicho, fulminó a Gordon Brown por intentar comprar la vuelta al Gobierno vía las marionetas del MDC (el partido de la oposición de Zimbabue, liderado por Tsvangirai).
Los ciudadanos de Harare fueron reprendidos por votar al MDC, cuya agenda Mugabe dice que no es más que una forma de volver a dar Zimbabue a sus antiguos colonos, razón por la que prometió que la oposición nunca tomaría el control político del país, mientras él estuviese vivo. Aquí está la contradicción.

La estrecha percepción de Mugabe sobre la democracia es una de las mercancías que puede ser comprada, vendida e intercambiada en el mercado político. Es un dominio del Zanu-PF, y por tanto cualquiera que invada este contexto, debe ser vendido.

Ahora, a nosotros, los zimbabuenses progresistas, nos gustaría exponer este gigantesco acto de autoengaño arcaico. Desde 1980, Zimbabue ha estado, en palabras del propio Mugabe, celebrando elecciones religiosamente, cada cinco años. Él ganó cada una de ellas, hasta el mes pasado, succionando millones de dólares americanos de las fuentes del Estado, en campañas, materiales, publicidad, compra de votos… todo en el nombre de la democracia.

En el proceso, o sea, desde 1985, miles de ciudadanos inocentes han muerto en defensa de esta “democracia’, la mayoría a manos de la propia maquinaria represiva de Mugabe. Por tanto, si acusa a los británicos de hipocresía racista durante el reinado de Ian Smith, que lo hace, él mismo debe mostrar los beneficios del tipo de democracia del Zanu-PF, durante los últimos 28 años de su reinado.

Es más, el “buen” Presidente ha entender los hechos completamente al revés. Robert Mugabe ni siquiera fue parte de la rebelión dentro del partido Unión del Pueblo Africano de Zimbabue, ZAPU, en 1963, que dio lugar al Zanu, sino que fie el reverendo Ndabaningi Sithole.

En 1965, Ian Smith se rebeló contra Gran Bretaña, con la Declaración Universal de Independencia, UDI, y después proclamó que los africanos (como Mugabe y Joshua Nkomo) no gobernarían Rodesia, como era conocido Zimbabue entonces, ni en mil años.

Entonces, Mugabe entra en escena, mucho después, metiendo al reverendo Sithole en una celda, antes de apoderarse del poder del Frente de Rodesia, de Ian Smith, el 18 de abril de 1980. Decir que el Zanu-PF echó del poder de Rodesia al partido conservador de Margatet Thatcher, es un galimatías político. Todo lo que hicieron los británicos, en la cámara de Lancaster a través de Lord Soames, fue facilitar un proceso democrático que benefició enteramente a Mugabe, aunque no fuesen precisamente los mejores amigos.

Así que Mugabe y sus compinches aparentemente educados deberían saber a estas alturas que incluso aun no gustándote un observador electoral, puedes ganar esas elecciones.

La segunda revelación que se puede hacer es sobre la trinidad del diablo, que está operando en secreto para privar a los zimbabuenses de la verdadera libertad. El Zanu-PF, el poder judicial y la Comisión electoral de Zimbabue son un eje diabólico de vampiros cuya agenda es perpetuar la dictadura fascista. Así que, si Mugabe es semejante demócrata, ¿por qué están sus instituciones del Gobierno tan asustadas por la competencia política?

Realmente, la pregunta más pertinente aquí es si alguna vez alguien le ha querido lo suficiente como para votarle pura y voluntariamente en base a la esencia de la verdadera democracia. ¡Por supuesto que no!
Desde comienzos de los años 70, Mugabe ha estado a cargo de su partido, Zanu-PF. ¿Significa esto que nadie, en estos 35 años, ha sido lo suficientemente bueno como para vencerle en unas elecciones internas de líder?

Tal vez, la historia un día desenmascare el mito, pero ya se han planteado dudas sobre el asesinato del abogado instigador, Herbert Chitepo, y sobre el accidente de tráfico del genio militar Josiah Tongogara, que muchos consideraban en una posición ideal para sustituir a Mugabe, mucho antes de que él se considerase completamente indispensable.

La última revelación sobre Mugabe es sobre su humanidad o la falta de la misma. El genocidio de Matabeleland, en los años 80, fue un claro testimonio de que Mugabe no tiene la conciencia de un ser humano medio. Y no estamos hablando de la duración de su encarcelamiento en la prisión de Wha Wha, en la época pre independencia. Si lo fuera, Nelson Mandela no se habría convertido en el santo que es ahora.

Algunos testigos directos en los campos de refugiados y militares de Nyadzonia y Chimhoio, donde estuvo Mugabe durante la guerra de liberación, aseguran que nunca soltó ni una sola lágrima por los cientos de niños que fueron bombardeados con napalm, por los comandos de Ian Smith. ¡Mugabe ha desestimado la matanza de Matabeleland simplemente alegando que fue un momento de locura!

Cientos de jóvenes fueron asesinados en la República Democrática del Congo protegiendo los intereses de un puñado de amigos suyos, algunos de los cuales han sido acusados por Naciones Unidas de estar metidos en ciertos escándalos de diamantes de sangre.

La operación Murambatsvina, dejó a un millón de personas sin hogar, mientras que el devastador decreto de control de precios de Mugabe, de julio de 2007, dejó a una nación entera al borde de la inanición.

Mientras ustedes leen este artículo, docenas de ciudadanos están siendo torturados y desplazados por los grupos de vándalos de Mugabe que están saqueando las zonas rurales del país, como castigo postelectoral, por haber votado al MDC.

Por tanto, es difícil que robar y mentir en unas elecciones aparezca en el contaminado diccionario político de Mugabe, como un “acontecimiento”. Así, mientras el mundo entero le está gritando, él ha sellado sus orejas y ahora se está preparando para morir en su cargo público.

Rejoice Ngenya

El autor es un columnista de AfricaLiberty.org y un activista zimbabuense, además de un analista político residente en Harare.

Artículo publicado en el diario ugandés, ‘New Vision’, el 23 de abril de 2008.

Traducido por Rosa Moro, del Departamento África de la Fundación Sur.

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