Congo Brazzaville: ¡Cuánto tiempo perdido!

30/09/2009 | Opinión

Cuando, el 10 de septiembre exactamente, las misiones del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial lleguen a Brazzaville [Este editorial fue escrito una semana antes de la visita] para decidir si el Congo podrá, finalmente, ver desaparecer los grilletes de la enorme deuda exterior con la que carga desde hace tres décadas quizá se encontrarán con alguien, en los círculos de poder, que ose decirles en voz alta lo que los analistas murmuran desde hace años: si los países como el nuestro han caído en el abismo del sobreendeudamiento, si las instituciones criminales como los “fondos buitres” se han aprovechado de la desesperación para acabar de saquearlos, si se arruinaron los servicios y las empresas públicos que hacían que la economía funcionara en los primeros años de la independencia, ha sido, en gran parte, por la política impuesta por las instituciones de Bretton Woods a las jóvenes democracias.

La crisis económica que atraviesa el mundo a causa del capitalismo exacerbado que las grandes potencias occidentales erigieron bajo la presión de sus “lobbies financieros” hace que esta cruel verdad se vea claramente. Aunque los mismos gobiernos que, ayer, abogaban por desvincular el Estado de la economía y las finanzas ahora son los defensores de un sistema socialista, o al menos de una limitación estricta de las actividades privadas y de la restauración en necesaria y buena medida del sector público. De repente, la autoridad del Estado tiende a reconvertirse en lo que fue antaño: un elemento indispensable en el control de las actividades económicas, de los flujos financieros, de la creación de riqueza. En resumen, de todo lo que el hombre imagina para generar un máximo de beneficios.

Que aquellos que duden de la realidad de este movimiento histórico escuchen con atención los discursos de la cumbre del G-20 en Pittsburgh. Propuestas más que sorprendentes de boca de hombres y mujeres de Estado que, hasta ahora, veían en el liberalismo más excesivo como la sola manera de garantizar a sus pueblos el progreso económico y social. Pero, afortunadamente, la crisis de los últimos meses ha abierto los ojos a estos hombres y mujeres y les ha hecho ver el peligro mortal que el liberalismo exacerbado hace correr al conjunto de la comunidad humana, tanto a ricos como a pobres.

Se podría preguntar ¿por qué hemos escrito tanto para citar, simplemente, la llegada de los gurús de las finanzas internacionales a Brazzaville? Simplemente para enunciar la siguiente idea: si los expertos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial son sensatos, darán sin más dilación luz verde al acceso del Congo a la Iniciativa para los países pobres muy endeudados (un vocabulario de tecnócrata internacional que significa la anulación total o parcial de la deuda exterior), pero también preguntarán a las autoridades congoleñas lo que tienen pensado hacer para restaurar las empresas y los servicios públicos que la política de las instituciones que representan condenaron. Y si son honestos consigo mismos, se comprometerán a proporcionar a nuestro país los medios para hacerlo.

Incluso si se ha perdido mucho tiempo, jamás es demasiado tarde para disculparse.

Editorial publicada en el diario Les Dépêches de Brazzaville, el jueves 3 de septiembre de 2009, en Congo Brazaville.

Traducido por Laura Betancort, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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