Compromiso voluntario por la abolición de toda esclavitud con una economía colaborativa.

5/12/2016 | Editorial

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La expropiación de recursos, la falta de trabajo, los abusos crueles de la dignidad de las personas vulnerables, trabajos forzados, matrimonios prematuros, son algunas de las esclavitudes más frecuentes que sufre gran parte de la humanidad, particularmente en África. Todos los continentes sufren además sus esclavitudes particulares y la injusticia ecológica.

Pero la esclavitud más cruel y denigrante impuesta a la mayor parte de la sociedad global es la esclavitud provocada por el sistema capitalista con sus políticas económicas orientadas al control de los recursos y mercados, sometiendo al ser humano a ser un mero instrumento de producción al servicio del lucro de una minoría.

Casi todos los líderes políticos y financieros hablan sobre “valores”, “democracia”, “libertades”, “economía solvente”, etc. pero semejantes palabras suenan a demagogia, ideología e hipocresía, cuando vemos sus comportamientos corruptos y políticas inhumanas.

La mayor parte de los políticos, sean del color que sean, viven y operan dentro de ese mismo sistema capitalista, y buscan el control del poder y los recursos, primero para enriquecerse y luego para imponer sus ideologías, a través de la educación y otros medios a su disposición.

Estos poderes socio-políticos son pues parte del mismo sistema que esclaviza a la sociedad, aunque hablen del bien común e intenten contentarnos con pequeños gestos de ayuda humanitaria, bancos de alimentos y cestas de Navidad. El ver a súper-ricos hacer “regalos” con publicidad y dar “cenas televisivas” a los descartados, me indigna, como se indignó el profeta Amós cuando gritó: “Os habéis enriquecido aplastando al pobre, y aniquilando a los desgraciados del país”.(Amos,8,4-)

Es más humano y evangélico trabajar para que los empobrecidos puedan cenar bien todos los días y vivir con dignidad de su trabajo, y no limitarnos a darles una cena navideña para contentar nuestra conciencia, la de los medios de comunicación y la de los poderes financieros.

Pienso que dos de los medios más eficaces para superar toda forma de esclavitud y opresión, son: una gestión justa de los recursos o gobernanza responsable que debemos exigir y un empoderamiento de la sociedad a través de la educación ética e iniciativas para una economía colaborativa, que debemos promover.

Hoy voy a centrar estas reflexiones sobre la superación de la economía capitalista neoliberal que esclaviza a la humanidad para el lucro de una minoría, con otra economía más colaborativa.

La economía colaborativa lo puede transformar todo. Compartir y disfrutar en vez de poseer o maximizar los bienes que se tienen es uno de los principios de la economía colaborativa que ya está cambiando las reglas del juego.

Además de las iniciativas ya en desarrollo, de una economía para el Bien Común, así como la que ofrecen los nuevos movimientos sociales de África y Latinoamérica, que trabajan por una democracia real y por un mundo más justo y humano, se está desarrollando desde el año 2010 una nueva economía que se llama colaborativa.

Internet y las nuevas tecnologías están impulsando modelos de consumo alternativo en los últimos años. Uno de los modelos que más adeptos gana día tras día es la economía colaborativa, la cual se basa en prestar, alquilar, comprar o vender productos en función de necesidades específicas y no tanto en beneficios económicos.

Los servicios son considerados bienes de intercambio. Una persona puede ofrecer alojamiento a otra durante unos días, a cambio de unas clases de inglés o francés. Es un modelo centrado en la colaboración y la ayuda mutua.

El concepto es mucho más amplio de lo que parece en un principio. Dentro del propio sistema de colaboración, también denominado «economía compartida», existen varios tipos de relaciones que varían en función de las necesidades y los productos:


Consumo colaborativo: Utiliza plataformas digitales a través de las cuales los usuarios se ponen en contacto para intercambiar bienes o artículos, casi todos de forma gratuita y altruista.

Conocimiento abierto: Son todas aquellas modalidades que promueven la difusión del conocimiento sin barreras legales o administrativas. Pueden presentarse en el día a día o a través de plataformas informáticas a las que acuden usuarios con necesidades.

Producción colaborativa: Se trata de redes de interacción digital que promueven la difusión de proyectos o servicios de todo tipo. La diferencia con los dos modelos anteriores es que lo que se ofrece también se produce en el seno de estas células.

Finanzas colaborativas: Microcréditos, préstamos, ahorros, donaciones y vías de financiación se incluyen en este subgrupo de la economía colaborativa. Los usuarios se ponen en contacto para satisfacer necesidades en cualquiera de estos aspectos. El mejor ejemplo lo vemos en el crowfunding, modelo de financiación para aquellos que deseen aportar capital a ciertas iniciativas de forma desinteresada.

Son muy diversas las ventajas de este modelo de economía. Algunas de las más destacables son:


El ahorro. La mayoría de productos o servicios que se ofrecen a través de este sistema tiene precios módicos o, incluso, simbólicos.

Desarrollo sostenible. La economía colaborativa estimula el segundo uso de los productos. Lo que alguien ya no necesita, puede tener un nuevo destinatario en alguna red de contactos. Se aboga por un consumo moderado.

Gestión de recursos. Otro principio de la economía colaborativa es que si a alguien sirve una cosa, lo más probable es que a otra persona también. ¿Por qué no compartirlo? El mejor ejemplo son los coches de carretera, que pueden servir para llevar a varios pasajeros con destinos próximos.

Mayor oferta. Los productos con un segundo uso y los servicios compartidos amplían la oferta de los mercados tradicionales. Sin la economía colaborativa, es posible que éstos nunca vieran la luz.

Beneficio medioambiental. La reutilización y los servicios compartidos son una buena manera de contribuir al cuidado y la sostenibilidad de la casa común.
La imparable economía colaborativa

Miles de plataformas electrónicas de intercambio de productos y servicios se expanden a toda velocidad en un abierto desafío a las empresas tradicionales.

Compartir en vez de poseer. La economía colaborativa o consumo colaborativo quiere cambiar el mundo. Plantea una revolución abrazada a las nuevas tecnologías y a las nuevas formas más colaborativas de entender el concepto de la propiedad y de economía.

Compartir en vez de poseer, puede significar una nueva visión y forma de vida y de relaciones, que sean más humanas, justas, colaborativas y sostenibles, para toda la Humanidad, que desea superar eficazmente toda forma de esclavitud.

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