Combatientes voluntarios contra el yihadismo en Burkina Faso

¿Son luchadores valientes esenciales para contrarrestar a los yihadistas o escuadrones de la muerte responsables de las masacres? los Voluntarios para la Defensa de la Patria (VDP), creados a principios de 2020, suscitan controversia en una Burkina Faso azotada por la violencia yihadista.

Los ataques, que se producen casi a diario, a veces entretejidos con conflictos intercomunitarios, han matado al menos a 1.100 personas desde 2015 y han obligado a casi un millón de personas a huir de sus hogares en este pobre país del Sahel. Grandes extensiones del país han sido abandonadas por la administración y las Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS) apenas se aventuran allí.

En este contexto, la idea de organizar una estructura que reuniera a voluntarios civiles fue lanzada en noviembre de 2019 por el presidente Roch Marc Christian Kaboré, después de la masacre de un convoy minero (38 muertos). Los VDP también tienen que contrarrestar a quienes ayudan e informan a los yihadistas localmente.

El 21 de enero de 2020, el día después de otro ataque importante, el Parlamento aprobó la ley que creó el VDP. Los Voluntarios para la Defensa de la Patria reciben 14 días de entrenamiento militar antes de llevar a cabo misiones de vigilancia y protección. Están equipados con armas pequeñas, así como de medios de comunicación y observación. Su número no se conoce. Desde su creación, el gobierno ha mantenido un perfil bajo y no informa sobre las acciones de los VDP; una especie de omertá parece rodear el tema.

«Rambo»

«Luchamos junto a las Fuerzas de Defensa y Seguridad», declara con orgullo a la AFP uno de estos VDP, apodado «Rambo». «Estábamos cansados de ser asesinados como pollos», explica este granjero de 32 años de Kongoussi (Norte). «Preferimos luchar mientras esperamos al menos salvar a nuestras familias, nuestros pueblos» en lugar de «ver venir la muerte». Los voluntarios pagan el precio de la sangre por este compromiso. Según Rambo, «más de 100» voluntarios fueron asesinados en acción en 2020. Otros fueron asesinados en sus aldeas por los yihadistas debido a su colaboración con las FDS.

Otro VDP de 28 años, de la región centro norte, declaró que había ayudado a «desmantelar las bases terroristas», al tiempo que dijo que no entendía la controversia sobre ellos.

En Burkina Faso, las FDS están acusadas de serios errores y de ejecuciones de civiles, especialmente fulani, en su lucha contra los yihadistas. Pero los grupos de vigilantes y los VDP tienen fama de ser aún más rápidos. «Estos son escuadrones de la muerte que no siembran nada más que desolación y consternación bajo la apariencia de la lucha contra el terrorismo», asegura Moctar Diao, profesor del Observatorio de la Dignidad Humana. «Voluntarios de Namsiguia (Norte) han sido identificados como los autores de la muerte de nueve personas en Boulsi-Baogo. A principios de junio, dos estudiantes fueron interceptados y ejecutados fríamente por los VDP en Tanwalbougou. Uno de ellos murió en el acto. El segundo que murió más tarde tuvo tiempo de contarlo», afirmó Diao, señalando otros abusos: «Cuando operan con el ejército está bien, pero cuando están solos, dictan sus leyes en áreas abandonadas por el gobierno y actúan impunemente sin que nadie pueda quejarse».

Acechando a los fulani

Según el Observatorio para la Democracia y los Derechos Humanos, este «reclutamiento de voluntarios suena como una admisión de la incapacidad de las FDS para garantizar la seguridad del territorio por sí mismas»:

«La ley parece ratificar lo que ya existe discretamente: el armamento, el equipamiento y la financiación de los grupos de autodefensa».

Para la experta en geopolítica Drissa Traoré, las autoridades «dudando entre la institucionalización y la disolución de los grupos» han «encontrado un compromiso». Desde 2015, los grupos de autodefensa han adquirido una escala sin precedentes. Los «koglweogos» (guardianes de la selva, en el idioma mooré), han surgido en varias regiones para combatir el bandolerismo. Estos grupos, que a menudo se toman la justicia por su mano, son acusados de tortura y crimen organizado, pero siguen siendo muy populares. También han surgido grupos antiyihadistas.

Mal equipado, poco entrenado, diezmado por las pérdidas, el ejército ya no duda en utilizar estos auxiliares motivados. El teniente coronel Mohamed Emmanuel Zoungrana, al mando de un sector en el norte, quiere ser pragmático.

«Si el ejército pudiera estar en todas partes para responder a este tipo de guerra, no necesitaríamos recurrir a los VDP».

El oficial subraya como han probado su coraje y su espíritu de lucha en el terreno. Según una fuente de seguridad, estos voluntarios conocen mejor la región que los soldados y están más motivados para defender sus localidades.

Preguntado sobre el salario: «Ningún voluntario puede decir que se le paga. Cada grupo recibe 200.000 FCFA (300 euros) por mes por costos operativos: combustible y comunicaciones. Las poblaciones también acuden a la ayuda», explica un voluntario de Kongoussi. Además, los comerciantes o viajeros pagan a sus acompañantes.

Drissa Traore alerta sobre la creación de «grupos comunitarios que son acusados de perseguir a los fulani […] Se están formando grupos y se están uniendo al ejército para entrenar. Muchos ya están activos».

Los grupos armados islamistas reclutan ampliamente entre los fulani y la confusión «peul=yihadistas» está muy extendida. En las regiones, los fulani están excluidos del VDP, cuando podrían ser un activo, subraya Newton Ahmed Barry, periodista y presidente de la comisión electoral nacional.

El coronel Zoungrana es optimista: «Si muchas áreas geográficas están cubiertas por el VDP, bien reclutadas y supervisadas por las Fuerzas de Defensa y Seguridad, los corredores de maniobras del enemigo se reducirán y la victoria será segura».

Fuente: Slate Afrique

[Fundación Sur]

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