Chantaje a Francia demonizando al ejército y algunos líderes políticos

19/03/2018 | Opinión

La especulación diplomática abunda en que el presidente Emmanuel Macron visitará Ruanda en abril de 2018.

A mediados de febrero de 2018, la Ministra de Deportes del Presidente Macron, Laura Flessel-Colovic, visitó Ruanda y afirmó que hay mucho que aprender del «modelo de desarrollo» de Ruanda, y que el Presidente Kagame es «indispensable» en asuntos de África.

Antes de ella, el 15 de enero de 2018, el expresidente Nicolas Sarkozy realizó una visita repentina y no anunciada descrita como un «viaje de negocios» para promover la inversión en Ruanda. A principios de 2010, durante su peregrinación a Ruanda, el presidente Sarkozy ofreció un indirecto y poco entusiasta mea culpa de Francia por el papel de su nación en los trágicos acontecimientos de 1994.

Si la visita anticipada del presidente Macron formaba parte de relaciones diplomáticas normales, sería motivo de celebración. Después de todo, ¿quién no desearía recibir al Presidente de Francia, la nación tan destacada en la historia, influyente en asuntos mundiales contemporáneos y un pilar en la Unión Europea?

macron-2.jpgEl presidente Macron realizará la visita después de la publicación del llamado Muse Report y de las repetidas amenazas de Kagame de llevar a juicio a líderes políticos y militares franceses acusándolos de colusión en el genocidio de 1994 contra los tutsis en Ruanda. Seguirá los pasos del expresidente estadounidense Bill Clinton y del antiguo primer ministro del Reino Unido Tony Blair y muchos otros apologistas en el mundo occidental que se han convertido en protectores y defensores del presidente Kagame en el escenario mundial.

El problema es que las relaciones entre Francia y Ruanda están lejos de ser relaciones diplomáticas normales, son una anomalía. El problema está enraizado en la historia, especialmente en 1994. Es una historia salpicada de actores cambiantes, culpabilidad, interés propio y, sí, incluso racismo. Cinco presidentes franceses (Francois Mitterrand, Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy, Francois Hollande y Emmanuel Macron) han tenido que lidiar con Ruanda como una espina en la piel de Francia, en parte auto infligida y en gran medida impuesta por el presidente Kagame.

La única característica permanente del último cuarto de siglo en las relaciones franco-ruandesas es el presidente Kagame y la falsa narrativa del Frente Patriótico Ruandés/Dirección de Inteligencia Militar (FPR/DMI). La esencia de la falsa narrativa de Kagame-FPR/DMI es que los extremistas hutu asesinaron a su líder, el presidente Juvenal Habyarimana, para comenzar el genocidio contra los tutsis. La narración afirma que Francia fue parte integrante de esta conspiración y, por lo tanto, cómplice del genocidio tutsi.

Para el presidente Kagame y su FPR/DMI, cualquier intento de investigar la verdad sobre el magnicidio de los dos presidentes africanos, ciudadanos franceses y altos dirigentes de Ruanda y Burundi el 6 de abril de 1994, y sobre la presentación completa de los trágicos acontecimientos que siguieron (incluidos el genocidio contra los hutus), es una amenaza existencial que debe combatirse con todos los recursos disponibles. Es un modelo comercial rentable que ha servido muy bien al régimen desde 1994 y no hay absolutamente ninguna manera posible de cambiar de rumbo hasta que se vuelva obsoleto a través de un proceso creativo de destrucción.

En este sentido, el presidente Kagame ha convertido su narrativa en armas mediante la fabricación agresiva de informes que regularmente intentan y declaran culpables de genocidio a líderes políticos y militares franceses (Informe Mucyo, 2008; Muse Report, 2018), eliminando el francés utilizado como idioma de instrucción en Ruanda durante casi 100 años, expulsando a un embajador francés de Ruanda, pagando fortunas a académicos, medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil para amplificar la falsa narrativa, difamando al Partido Socialista Francés e instituciones francesas (especialmente las militares), movilizando Tutsi contra Francia como su enemigo eterno y señalando los puntos oscuros en la historia imperial de Francia (Argelia, Indochina) para galvanizar emociones antifrancesas en África y más allá.

Cualquier líder francés que no reconozca esta lección básica se colocará finalmente en el lado equivocado de la historia, y correrá el riesgo de ser juzgado duramente por futuras generaciones de ruandeses, franceses y la humanidad en general.

El fatídico error de Francia en Ruanda antes, durante y después de 1994 no es que haya cometido genocidio. Nuestra organización Ishakwe-Rwanda Freedom Movement cree firmemente que Francia no es cómplice del genocidio tutsi.

El notable y grave error de cálculo estratégico de Francia en 1994, y desde entonces, es que no ha estado dispuesta a leer correctamente un momento histórico, abandonar una relación tóxica con una fuerza política genocida y reaccionaria (MRND/CDR) y alinearse con las fuerzas progresistas del futuro. Es en esta inevitable trampa que Bélgica, Estados Unidos y el Reino Unido han caído en diferentes momentos de contacto de Ruanda con el mundo occidental.

El régimen minoritario tutsi Kagame-FPR/DMI es la mutación más reciente y más letal del régimen de mayoría Hutu MRND/CDR. La implacable ofensiva del presidente Kagame contra una Francia débilmente defensiva ha generado una de las tres respuestas: imprudente indiferencia y silencio, apaciguamiento al poder tutsi Kagame-FRP/DMI, con la esperanza de que la espina en la carne desaparezca, y una minoría de elementos franceses que todavía esperan con nostalgia restablecer el poder hutu en Ruanda.

Cuando el presidente Macron visite Ruanda durante la semana de conmemoración del genocidio en abril, no se adentrará en un vacío. Entrará en terrenos sagrados bajo los cuales yacen millones de ruandeses muertos (hutu, tutsi y twa). Se le mostrarán los cráneos de los muertos y se le informará que son las víctimas tutsi del genocidio.

Nosotros decimos al presidente Macron: ¡no te dejes engañar! Esos cráneos incluyen muchos restos no reconocidos de víctimas hutu de genocidio, perpetrado por sus anfitriones, las fuerzas del FPR-DMI de Kagame. Calaveras de nuestras madres y hermanos muertos se han convertido en parte de la estrategia de automarketing de Kagame como el único héroe de una falsa historia milagrosa de Ruanda.

El presidente Macron se adentrará también en un histórico y político campo minado en Kigali. Afortunadamente, el Sr. Macron es lo suficientemente joven como para liberarse del bagaje del pasado y soñar con imaginación creativa, al menos, los contornos de una nueva relación futura franco-ruandesa en una era posterior a Kagame.

Una relación franco-ruandesa sostenible, transparente, abierta, mutuamente beneficiosa y auténtica debe basarse en los intereses de todos los ciudadanos de Ruanda y Francia .Silencio, apaciguamiento y nostalgia no pueden ser el terreno solido estratégico para anclar una relación a largo plazo.

Tanto Francia como Ruanda tienen que contar con su pasado siendo honestos tanto en el interior como entre las dos naciones como un objetivo estratégico. Eso tendrá que esperar a un régimen posterior a Kagame – FPR / DMI.

Francia es una nación muy familiarizada con la grandeza en cultura, filosofía, ciencia y tecnología. Conoce las promesas y las expectativas rotas de las revoluciones sociales humanas. Sabe que incluso grandes naciones tienen momentos de tropiezo, debilidad y derrota. Sabe cuándo naciones grandes y pequeñas necesitan y reciben ayuda en la hora de su mayor necesidad. El presidente Macron fue elegido para llevar adelante este espíritu perdurable de igualdad, libertad y fraternidad.

Ruanda se encuentra en una encrucijada a la que Francia se ha enfrentado en el pasado. Sí, incluso naciones pequeñas y empobrecidas pueden ser ricas en cultura y llevar la antorcha de iluminación. Los ciudadanos de Ruanda pueden también imaginar el verdadero significado de libertad, igualdad y fraternidad. Pueden vivir por ello y morir por ello.

Estamos construyendo el futuro de Ruanda reconociendo el trauma que nos hemos infligido entre nosotros para comenzar a sanar, reconciliar y construir una sociedad ruandesa justa, libre, equitativa, de base amplia, democrática, pacífica y próspera. El régimen Kagame-FPR/DMI se interpone violentamente en el camino. Se acabará como cualquier otra construcción humana malvada.

¿Será el presidente Macron parte de esta visión del futuro de Ruanda, expresada en audaces e innovadoras relaciones franco-ruandesas basadas en la verdad, pero no rehenes del pasado?

¿O hará más daño al callar, apaciguar a Kagame sacrificando la verdad, alimentando emociones nostálgicas sobre una era muerta y condenar así a sí mismo y a Francia a un duro juicio de la historia?

Será el momento del presidente Macron para elegir sabiamente.

Movimiento de Libertad Ishakwe-Ruanda

Dr. Theogene Rudasingwa

presidente

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

[Fundación Sur]


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