Los Objetivos del Desarrollo Sostenible nos recuerdan nuestro compromiso para promover:
– nº. 3: Salud y Bienestar
– nº 6: Agua limpia y saneamiento
– nº. 7: Energía asequible y no contaminante
– nº 11: Ciudades y comunidades sostenibles
– nº 12: Producción y consumo responsables
– nº 13: Acción por el clima
– nº 15: Vida de ecosistemas terrestres
– nº. 17: Alianzas para lograr los Objetivos
Este acuerdo firmado por de 170 gobiernos y países del globo puede de nuevo correr el riesgo de quedarse en papel mojado.
La convicción e insistencia sobre la protección de nuestra Casa Común o Planeta es en principio remarcable. Al mismo tiempo salta a la vista la irresponsabilidad de la mayoría de los gobiernos, que habiendo firmado el Acuerdo de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, aprueban al mismo tiempo la construcción de Centrales nucleares, tanto en Europa, como en África y en el resto del globo.
Todos los pueblos deseamos crecimiento, pero no este crecimiento económico para una minoría, sino significando un Desarrollo Sostenible e Integral para todas las personas y pueblos del globo.
Necesitamos energía y abundante energía, pero no cualquier energía contaminante, sino energía limpia y renovable, que es abundante en todo el globo.
Sin embargo, muchos gobiernos y empresas multinacionales, siguen invirtiendo su capital y tecnología en controlar la energía del petróleo, la energía agro combustible y la energía nuclear, debido a sus ingentes lucros financieros, aunque destruyan vidas humanas y el mismo planeta en el proceso.
Un ejemplo concreto de esta economía esclavizadora y contaminante son las nuevas centrales nucleares que están en proceso de ser construidas en África.
La energía nuclear no es nueva en África. Surgió en los años 50 cuando la Republica Democrática del Congo (RDC) tiene el primer reactor nuclear. Hoy en día muchos países africanos están planeando desarrollar programas alrededor de esta energía. Actualmente hay una docena de reactores nucleares de investigación en ocho países africanos.
Sudáfrica es el único que posee una central activa. Pero la lista de países que desean tener acceso a este tipo de energía continúa aumentando: Ghana, Níger, Kenia, Uganda, Argelia, Marruecos, Egipto y Túnez.
De hecho, Rusia y Egipto están a punto de firmar en junio 2017, un contrato de construcción de la primera central nuclear egipcia. En noviembre 2015 ya firmaron el acuerdo de construir con tecnología y capital ruso la central nuclear de Al Dabaa. (25.000 millones de dólares y tendrá cuatro reactores de 1.200 megavatios).
China y Kenia han firmado recientemente un acuerdo para la construcción de la primera planta de energía nuclear en este país de África oriental que entrara en funcionamiento en 2025.
Aunque otras potencias mundiales como Francia y EEUU están interesadas en estos proyectos, son China y Rusia las que se llevan la mayor parte del pastel.
Los riesgos en gestionar esta energía nuclear son múltiples y evidentes, no solamente en el ámbito ético, sino también desde los puntos de vista de presupuesto, sanidad y de seguridad. El riesgo de que esta energía nuclear vaya a manos irresponsables y al mercado negro es preocupante.
La buena noticia es que África cuenta con abundantes fuentes de energía, desde el criticado carbón y el gas natural, hasta la energía geotérmica y la abundante energía renovable: solar, viento y agua.
Varios países africanos han optado por un enfoque diversificado, donde la energía nuclear ocupa todavía una posición central. Países como Kenia, Uganda, Sudáfrica y otros están claramente invirtiendo en energía solar.
La responsabilidad de apostar por una energía limpia y renovable, en África como el resto del mundo, recae siempre sobre la sociedad civil, que es la única que puede suplantar este modelo capitalista de controlar la energía nuclear, con otro modelo de energía limpia y renovable.
¿Cómo? Comenzando por un consumo responsable de energía limpia y renovable y apostando por los productos, servicios y entidades que favorecen dicha energía ecológica y renovable.
