Cárcel, caca, dibujante , por Juan Tomás Ávila Laurel.

22/09/2017 | Bitácora africana

Son tiempos de ir al grano. Desde que Guinea asumió la independencia, subió al poder Macías, el tercero o cuarto en discordia, y tras demostrar que no tenía idea sobre cómo gobernar un país, no sólo no convocó a los guineanos para ver qué se podía hacer, sino que acabó declarándose vitalicio, precisamente cuando su incapacidad era manifiesta. Y cerró el país, impidiendo que la gente fuera testigo de su profunda ignorancia. Y llamó a los que eran tan mentirosos, tontos y criminales como él, gente que no se había opuesto nunca al colonialismo, y empezaron a matar a los demás, a los otros, con acusaciones infantiles.

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En aquel tiempo obscuro y tenebroso emergieron las figuras de Ondo Ela y Cayo Ondo. Eran los que mandaban en la tétrica cárcel de Blay Beach, conocida por Black Beach, por aquella connotación negativa de la palabra negro. Ahí “saludaban” a los presos, que eran inocentes, todos, con porras o barras de hierro en la espalda. Ya estaban espiritualmente tan enfermos que no podían vivir sin torturar. Y tanto mataban como obligaban a los presos a hacerlo para aliviarse. En Blay Beach no se daba de comer, así que las mujeres que bajaban allá, para ser violadas si era el deseo de los malvados aquellos, apenas sabían si su comida se tiraba o la comían otros, porque no veían a sus familiares presos. Fue incomprensible que aquella cárcel no fuera echada abajo cuando el gran jefe Obiang llegó al poder. Ondo Ela murió de viejo, bajo la malvada soberanía de Obiang, y Cayo murió anteayer, de viejo y mala persona, sin ser juzgado.

Si no hubiera sido por la presión internacional la situación de los presos no hubiera cambiado, y hoy dan de comer allá a duras penas. Pero por lo que sabemos, cuando llegan allá abajo los presos a los que consideran enemigos suyos, que son personas que han sido críticas con su malvada forma de tratar el tema del poder, hacen juramentos de que lo tienen que pasar mal. Ahora corre la noticia de que a estos “enemigos”, siendo hombres, los violan para consumar la humillación. En el caso de las mujeres la violación ya era moneda de curso legal. Pues resulta que a este sitio han llevado a Ramón Esono, y porque, como dibujante que es, ha estado haciendo caricaturas de los que están el poder. Entonces llega a Guinea y fabrican una mentira y ahora se frotan las manos. Ah, estando en vida, y sin desconocer todo esto, se permitió que la Guinea de Obiang se hiciera miembra no permanente del consejo de seguridad de la onu, todo con letras minúsculas. Se me olvidó la caca. Es que en Blay Beach los que estaba en las celdas, y he conocido a más de uno, se cagaban encima y ya se lavaban cuando se les daba por abrirles el que les tocara de guardián. Esto es lo que tenemos.

Original en : Fronterad

Autor

  • Ávila laurel , Juan Tomás

    Juan Tomás Ávila Laurel, escritor ecuatoguineano nacido en 1966 en Malabo, de origen anobonés, actualmente reside en Barcelona. Su obra se caracteriza por un compromiso crítico con la realidad social y política de su país y con las desigualdades económicas. Estas preocupaciones se traducen en una profunda conciencia histórica, sobre Guinea Ecuatorial en particular y sobre África en general. Tiene más de una docena de libros publicados y otros de inminente publicación, entre ellos las novelas y libros de relatos cortos La carga, El desmayo de Judas, Nadie tiene buena fama en este país y Cuentos crudos. Cuenta también con obras de tipo ensayístico, libros de poemas y obras de teatro.

    En Bitácora Africana incorporamos el Blog "Malabo" que el escritor realiza para la revista digital FronteraD. Desde CIDAF-UCM agradecemos a la dirección de FronteraD y a Juan Tomás Ávila Laurel la oportunidad de poder contar en nuestra Portal del Conocimiento sobre África con esta colaboración.

    @Avilalaurel

    FronteraD - @fronterad

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