Camino de África (1) Madrid – Tanger , por José Eladio Santacara

4/05/2009 | Bitácora africana

Son las 11,30 de la mañana, y después de una noche casi sin dormir haciendo los últimos preparativos, hoy 20 de Noviembre del 2.007 doy comienzo a este viaje que a través de desiertos, sahel, sabanas, selvas, algo de frío y mucho calor, lluvias y sequías, guerras declaradas y guerras todavía sin declarar, miseria de muchos y riqueza de unos pocos, y sobre todos malas carreteras, me llevará a dar la vuelta a este continente olvidado, que fue la cuna de la humanidad pero que hoy apenas cuenta en el panorama mundial. Al iniciar el viaje no puedo por menos de acordarme de aquél 26 de Junio del 2.003 cuando di comienzo a la vuelta al mundo; aunque siempre me han gustado los retos, y vivir en el filo de la navaja, entonces entre otras tenía la preocupación lógica de iniciar por primera vez un gran viaje, o mejor dicho el Viaje con mayúsculas, y no tenía muy claro cómo me comportaría ante él, y aunque confiaba en mí mismo, ni si sería capaz de llevarlo a cabo. Sin embargo pronto me «acomodé» a él, a sus ritmos cambiantes y a sus reglas no escritas. Aprendí a tener paciencia, a procurar no ponerme nervioso ni en los momentos más difíciles, a aceptar las cosas como venían y pensar que de una equivocación vendría algo interesante, a no enfadarme conmigo mismo, a adaptarme a las formas de conducción , a respetar culturas y distintas formas de vivir sin cuestionarlas, a agradecer lo que me daban y no exigir, a intentar vivir en cada lugar según sus costumbres, a vencer la soledad a base de tener la cabeza siempre «ocupada», en una palabra: pasase lo que pasase a intentar ver la botella medio llena, y a sobrevivir. El viaje me enseñó que si bien el objetivo de dar la vuelta al mundo era importante, lo realmente importante era el viaje en sí mismo. Y con todas estas premisas se fue alargando y alargando, y el año y medio- 2 años previstos inicialmente se convirtieron en casi 3 años. Cierto que cuando salí no pensaba que escribiría 56 crónicas con casi 500 páginas, ni que recopilaría tanta música, ni que haría tantas fotos y grabaría tantos videos. Desde luego esta mañana no tengo esa preocupación o la tengo de otra manera: ya sé lo qué es hacer un gran viaje (espero que este dure aproximadamente un año), y conozco mis recursos para sobrevivir y superar las dificultades, pero seguramente África, por su situación actual, va a ser más complicada y en principio arriesgada. Además al no haber conseguido un todo terreno vuelvo a hacer este viaje con mi fiel Ibiletxe, y aparte de no ser muy apropiada para África (tampoco lo era para dar la vuelta pero lo consiguió), está algo cansada. Ya no es la que inició el otro viaje hace casi 4 años y medio, y aunque sale razonablemente preparada, seguro que cuando se vea en situaciones complicadas protestará a su manera, y con razón. Confío en que no lo haga a menudo, y que como de costumbre sea capaz de salir por su propio pie (rueda) de esas situaciones. Esta vez llevo muchas más latas de conservas que me ha dado la conservera Bajamar de Carcastillo, y por contra mucha menos ropa: al final del otro viaje me acostumbré a lavar más a menudo en gasolineras, fuentes, ríos etc. y siempre se puede comprar ropa usada muy barata.

Madrid

Con todos estos pensamientos para cuando me quiero dar cuenta ya estoy en Madrid. Voy a recoger la videocámara que he comprado por Internet (la anterior tuvo la delicadeza de romperse después de terminar el viaje), y después a despedirme del amigo Sito con una buena cena.

Al día siguiente recojo la nueva tarjeta para el teléfono satelital, estoy con Tomás otro viajero empedernido de África, y en el taller de un amigo suyo levantamos la delantera de Ibiletxe unos 7 cm, que le vendrán muy bien para las carreteras Africanas.
Én Navalmoral de la Mata tengo otra parada obligatoria, y a continuación rumbo a Algeciras donde ya me están esperando los amigos Ricardo y Marta

Algeciras

Aquí son las últimas compras, los últimos emails de despedida y los últimos momentos antes de pasar a África. Marta me trae el «costo» (un paquete con comida), y Ricardo me lleva al puerto que tan bien conoce después de muchos años trabajando en una compañía de ferries, a sacar el billete para Ceuta. Le encanta meterse por todos los rincones, saludando a sus antiguos compañeros de trabajo!.

África: Ceuta

Hoy 26 de noviembre llego por fin a África, pero el suelo que piso no pertenece a ningún país Africano: un a nacronismo histórico me lo impide. Me resulta curioso que siendo Ceuta una ciudad donde la mayoría de la población habla Castellano y Árabe-Marroquí, estén casi todos los rótulos solamente en Castellano, como queriendo obviar la realidad. Por lo demás Ceuta es una ciudad de provincias a caballo entre dos mundos, que vive mucho precisamente de esa realidad.

Marruecos

La frontera está a un par de km. de la ciudad de Ceuta, y según me voy acercando van aumentando los grupos de Marroquíes que se amontonan en ella con sus compras hechas en Ceuta, y que también están a la caza de algún turista. A pesar de no necesitar visado las formalidades de Ibiletxe llevan un rato, y ya al atardecer me encuentro conduciendo por Marruecos; a 20 km de la frontera aparece el primer pueblo, y como es de noche decido parar al lado de la carretera a dormir. Con la luz del día veo que la agreste costa es muy bonita: al fondo está Ceuta, y en las verdes faldas de las montañas se ven diseminados pequeños pueblos y caseríos. Ciertamente el paisaje es muy parecido al dejado en Algeciras.

Tánger

Sigo bordeando la costa y llego a Tánger, una ciudad cosmopolita que debe su prosperidad a su puerto internacional. Aquí venían a vivir artistas, bohemios, aventureros, era la gran puerta de África para los Europeos,
y la ciudad moderna tiene un claro sabor colonial.
Continuo camino de Mekne para ir a Fes, y al pasar por Kaar-el-Kebir (Alcazarquivir) me viene a la memoria el rey de Portugal Sebastián pues aquí murió en 1.578. Con el se acabó la expansión Portuguesa en el norte de África, y empezó la leyenda que lo situaba vivo en algún lugar del continente: incluso se especulaba que estuviese reinando en Etiopía.

Autor

  • Santacara, José Eladio

    José Eladio Santacara nacido en la localidad navarra de Carcastillo, es ingeniero de telecomunicaciones y viajero impenitente, entre otras hazañas cuenta con un viaje alrededor del mundo y posteriormente un viaje recorreiendo muchos paises africanos, Marruecos, Sahara, Mauritarnia, Senegal, Guinea, Malí, Costa de Marfil, Ghana, Togo, Benin, Nigeria, Camerún, Gabon, Congo, Angola, Namibia, Sudáfrica, Mozambique, Bostwana, Zambia, Malawi, Tanzania, Kenya, Etiopía, Sudán y Egipto. Probablemente se nos habrá quedado alguno.

    José Eladio Santacara en su página web www.munduatamusika.com fue relatando las jornadas de este periplo por África que ahora encontraremos en la Bitácora Africana

Más artículos de Santacara, José Eladio