Cambios culturales producidos por la globalización , Por Antonio Molina,m.Afr.

15/01/2009 | Bitácora africana

INTRODUCCIÓN

Al hablar de globalización nos referimos al estado actual del mundo comunicado en tiempo real presente. No se trata de un proceso repentino, como si la Humanidad se hubiera globalizado de la noche a la mañana. Se trata de un proceso evolutivo, en sus comienzos más lento, pero que desde el siglo XIX ha sido favorecido por otro factor, que podemos llamar la rapidación

UNA PALABRA DE HISTORIA

Durante muchos milenios, cada grupo humano, que vivía en un ambiente concreto, aislado de los demás, fue creando unos modos de vivir, de pensar y de relacionarse, que dio origen a diversas culturas, los pastores sobrevivían de forma diferente de los pescadores y éstos se diferenciaban de los agricultores y de los cazadores. Cada entorno, cada situación fue creando una cultura.

Las migraciones y los testimonios de los viajeros: navegantes y exploradores de la Antigüedad, con sus relatos iban abriendo ventanas para que sus pueblos contemplasen los modos de vida de otras gentes, considerados los “bárbaros” – extranjeros, forasteros, diferentes…

A veces, esos extranjeros atraídos por la prosperidad de sus vecinos, los invadían para conquistar sus tierras. Pronto se daban cuenta que si querían prosperar debían adoptar ciertas costumbres. Así aconteció a los pueblos germánicos que invadieron el Imperio Romano, acabaron “romanizándose” y hasta adoptaron la religión de los vencidos.

Viniendo a un pasado más cercano, cuenta la Historia de la Industrialización Europea, que en las primeras fábricas inglesas del siglo XIX, los obreros rompían los enormes relojes colocados en sus fachadas, que marcaban el momento de entrar al trabajo o de cambiar de turno, al son de la sirena. Entonces la puntualidad comenzó a ser un valor en alza. Existe entre nosotros la expresión de “puntualidad inglesa”: “La hora es la hora, antes no es la hora y después tampoco es la hora”.
¡Qué diferente era la mentalidad del artesano, dueño de su tiempo, para quien lo que contaba era el trabajo perfecto, bien hecho a conciencia. Por eso la construcción de las catedrales duraba siglos…

Si este artículo fuera más extenso, podríamos evocar la evolución de los transportes: A pie, a caballo, en bici, en carroza, en diligencia, en barco, en tren en automóvil y en avión… Los mensajeros llevaron el correo primero a pie, luego a caballo, después en bici y luego en moto. Eran las estafetas con sus relevos para vencer las fatigas del camino. El barco se utilizó desde la antigüedad, en el siglo XIX fue suplantado por el tren, justamente aquellos trenes que circulaban de noche, eran llamados los trenes correos. A mediados del siglo XX se fue generalizando para grandes distancias el correo aéreo por avión. Hoy, el correo electrónico está dando un jaque mate a todos los otros medios de comunicación escrita por causa de su rapidez y economía.

A la prensa escrita, que reinó durante siglo y medio, han sucedido la radio, la televisión y la prensa digital. En unos momentos sabemos lo que ocurre en cualquier rincón del mundo. Sobretodo los desastres, las catástrofes naturales, los accidentes, los conflictos armados y hasta las palizas domésticas. Hoy toda la ropa sucia se cuelga en la ventana de la televisión, que da a la plaza pública.

LA GLOBALIZACIÓN PROGRESIVA

Estaba yo en la estación del ferrocarril de vía estrecha, que une la capital de Burkina Faso, Uagadugú al puerto de Abiyán, capital económica de Costa de Marfil. Acompañaba a un compañero, que ejercía por entonces como Superior Provincial y nos estaba visitando. Esto se pasaba por los años 70 del siglo pasado…Cada día había un tren entre las dos ciudades, lo llamaban “LA GACELA” por su relativa velocidad. Me cerco a la ventanilla para comprar el billete y cual no fue mi sorpresa y su asombro, cuando el empleado de la estación nos dice con toda naturalidad: “Si quiere viajar hoy, tiene que comprar el billete de ayer, pues ese tren aún está en la estación…” Luego nos explicó que la locomotora había tenido una avería y que al no haber una máquina de repuesto, habían traído por la noche una pieza nueva por avión y que los mecánicos estaban terminando de montarla. Los viajeros de ayer estaban por la estación y su entorno, unos merendando, otros sesteando y todos esperando, palabra sagrada en África, pues “todo llega, cuando llega”.

Este invierno pasado, la nieve y la desorganización transformaron el aeropuerto de Barajas (Madrid) en un espectáculo tercermundista. En los mostradores de IBERIA les faltó imaginación para vender los billetes de ayer, de antes de ayer, quizás de la semana pasada…
El 80 % de las mujeres y hombres de África viven en zonas rurales, trabajan de sol a sol, tienen distribuido el tiempo para atender a las tareas domésticas y del campo. Siendo yo Director del Centro de Formación de Animadores de Comunidades Cristianas en Tionkuy (Dedugú) entre 1972 y 1975, organizamos una encuesta sobre el trabajo femenino. Las tareas del hogar, a atención a los niños, el acarreo de agua y leña y el trabajo del huerto ocupaban cada día unas 18 horas, quedándole sólo 6 horas a la madre-esposa para descansar. La mujer se levanta la primera y se acuesta la última.

Como se trataba de liberarlas de algunos trabajos, para que pudieran asistir a algunos cursos de puericultura e higiene familiar, alfabetización, etc …

Reflexionamos con los maridos-alumnos en qué podrían ayudar a sus esposas.

1º Como todos tenían una bici, concordaron en ir una tarde por semana a buscar la leña en la floresta próxima.

2º Cada tarde al terminar las clases irían a cultivar y regar el huerto familiar.

3º Por las mañanas, según los turnos establecidos, les prestarían a sus esposas las bicis, para ir al mercado de la ciudad, distante unos 5 kms, donde venden las hortalizas, frutas y legumbres excedentes del consumo familiar.

De forma que hubo que retocar el empleo tradicional del tiempo y compartir las tareas domésticas introduciendo otras actividades nuevas.
Hablando de mercados, me viene a la memoria como se ha uniformizado la manera de vestir. Por todas partes hay montañas de ropa usada, importada de la UE y de USA. Ropa que se venda muy barata. La camiseta de algodón y los vaqueros con unas deportivas es el atuendo más corriente de los jóvenes. Las chicas y las muchachas se visten con la moda occidental de la temporada anterior, que les cuesta “cuatro perras”.

Sin embargo, los trajes tradicionales de algodón grueso, tejidos a mano y los amplios “bubús” femeninos, tan elegantes, cuestan caros. Es el “faso dan fani” – tejidos de nuestra tierra- que sólo los ricos “burkinabés” se costean.

En las ciudades, la globalización va penetrando con más rapidez que en el campo. Siempre ha sido así en todas partes, no sólo en África.El confort de la vida urbana lo producen la electricidad, el agua potable canalizada, los sistemas de alcantarillado, el transporte colectivo, los hospitales y dispensarios, los mercados y comercios, los colegios y escuelas y una infinidad de talleres de recuperación y transformación artesanal, pues en África se cumple esa ley de Física que dice. “Nada se pierde, todo se transforma.”

Sin olvidar de los cafés, bares, cantinas y restaurantes con tarifas para todas las bolsas.

EL FENÓMENO DE LA RAPIDACIÓN

En algunos lugares del Continente, en una generación se ha pasado de la Edad de la Piedra o de los Metales a la ERA de la INFORMÁTICA.
Ampatê Ba, el sabio maliense, decía: “Cada anciano que muere es una biblioteca que se quema”. Los niños que nacen hoy, quizás no traigan un pan debajo del brazo, pero llevan un ordenador o por lo menos un “chip” para conectarse en el primer cibercafé de la esquina del mercado.

Los antiguos afirmaban que “la Naturaleza no actúa dando saltos” . Pero la globalización esta forzando a una gran muchedumbre de africanos a ser acróbatas. Esperemos que sean buenos equilibristas en este gran circo del mundo para caer de pie y no romperse la crisma.

Si en el siglo pasado se llegó a decir que “cada década se cambiaba de siglo”…¿Qué diremos los humanos que nos ha tocado vivir en el siglo XXI? En 90 años vamos a recorrer más camino que el legendario Matusalem, a quien la Biblia le atribuye ¡casi un “milenio”!

CONCLUSIÓN

Terminaré con la reflexión que me hacía un arzobispo africano: “Padre Molina, vosotros gozasteis de un milenio en Europa, – la llamada Edad Media- para pasar del mundo antiguo al moderno y luego otros quinientos años para llegar a donde habéis llegado. A nosotros, africanos se nos exige demasiado : Tenemos que saltar de culturas precientíficas a la cultura global actual, tenemos que pasar de unas sociedades ancestrales patriarcales, donde lo importante es la familia, el clan y la etnia, a unas sociedades democráticas occidentales organizadas con partidos políticos y sindicatos, que a nosotros no nos dicen nada por ahora. Luego nos acusáis de nepotismo, si favorecemos a los miembros de nuestra familia y de racistas, si favorecemos a los de nuestra etnia.”
En su mirada leí lo que no dijo: “TENGAN ALGO DE PACIENCIA.

Autor

  • Molina Molina, Antonio José

    Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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