¡Barça o Barsat! (¡Barcelona o morir!)

23/02/2007 | Opinión

Hace unos días, recibí el testimonio de una española de Sevilla y uno de sus colegas, senegalés. Los dos trabajan en una asociación de ayuda a los inmigrantes para su inserción en España y han venido al Senegal con el fin de conocer mejor la situación de los jóvenes candidatos a la inmigración. Lo que aquí relato tuvo lugar en San Luis, Senegal, en el mes de diciembre de 2006.

La presidenta de ANAFA en San Luis, la Sra. Findea Soumaré, mujer joven y dinámica, al saber que llegábamos, invitó a nuestro encuentro al Sr. Ousmane Ndiaye, educador del barrio de los pescadores de Guette Ndar, quien, a su parecer, es una “referencia” ante las autoridades locales, las diferentes ONG que trabajan aquí y todos los habitantes del barrio. Mientras esperábamos que llegase Ousmane, le preguntamos qué pensaba la gente del barrio de la marcha masiva de los jóvenes.

Nos contestó que lo ven como una suerte y que dicen: Dios ha venido a por los jóvenes a San Luis. Las familias venden lo que poseen y se lo dan a los pescadores para que lleven a sus hijos a España. El padre de uno de mis amigos, Abdel, tenía un gran comercio, que funcionaba muy bien. Lo vendió para que su hijo, mi amigo, marchase a España. No tuvo suerte, es uno de los repatriados. Actualmente, su padre está delante de la puerta de su antiguo comercio con libros del Corán. (Los libros del Corán no se venden, sólo son objeto de una limosna)

… / …

A las cinco de la tarde nos dirigimos hacia el local del comité del barrio, una sala bastante grande con bancos que se fue llenando poco a poco.
Veinte minutos más tarde, ya había en la sala unas treinta personas, otras siguieron llegando hasta superar las cincuenta. Eran sobre todo hombres. El delegado del barrio abrió la sesión. Un “anciano” (la autoridad tradicional) comenzó un largo discurso saludándonos y dándonos la bienvenida con una voz fuerte y extraña (parecía como si se dirigiese a nosotros con enfado). Nos agradeció el haber venido desde tan lejos para ver lo que pasaba en su barrio. Resumo sus palabras, traducidas por N’Demba:

«Nuestros jóvenes se van porque aquí ya no hay trabajo; este siempre ha sido un barrio próspero y la gente trabajaba. Unos se iban lejos, en grandes barcos, para una semana; otros salían a pescar todas las noches y por la mañana traían el pescado suficiente para que las mujeres pudiesen venderlo durante el día. El pescado se vendía no sólo en la región de San Luis, sino también en el resto del país. Estos últimos años han sido catastróficos. Los blancos pescan en alta mar frente a nuestras costas y, con sus grandes barcos, capturan todo el pescado.

Podemos ver sus luces desde aquí, son “grandes ciudades” que permanecen en el mismo sitio durante meses… tienen todo lo que les hace falta para vivir, son ciudades tan grandes como nuestro barrio… Nosotros, no les pedimos “papeles”. Ellos vienen, se instalan y se llevan todo nuestro pescado. Si nuestros jóvenes se ven obligados a irse a vuestro país en busca de trabajo es porque ellos han venido antes al nuestro para quitarnos el trabajo que sabíamos hacer y hemos hecho desde siempre. Si a nuestros jóvenes no les gusta dejar el barrio para instalarse en otro lugar de la ciudad, podéis imaginar que no tienen ganas tampoco de marcharse a Europa. Si lo hacen, es porque no tienen otra alternativa. Lo hacen porque tienen la edad de fundar una familia y porque tienen que alimentar a sus padres, a sus hermanos y hermanas, a sus hijos. No pueden quedarse todo el día mirando al mar en la playa”.

El abrumador discurso de este hombre nos conmueve. Luego tomaron la palabra el delegado del ayuntamiento del barrio y el presidente de la comunidad local. El contenido de sus discursos fue el mismo. “En la pesca, existía antes una infraestructura tradicional de distribución y venta del pescado, destruida hoy por la falta de éste. Paradójicamente puede ocurrir que un barco tenga la suerte de pescar algo, pero no pueden venderlo. La red de distribución está destruida, nos faltan congeladores, camiones y toda la infraestructura propia a los tiempos actuales. Los que tradicionalmente construían barcos siguen construyéndolos, los capitanes de barco siguen siendo capitanes y trabajan como capitanes, pero en vez de hacerse a la mar en busca de pescado se van con un cargamento de jóvenes rumbo a Canarias… En estos últimos años, resulta muy difícil conseguir una licencia de pesca para ir a Mauritania. Un pescador con muchos años de oficio, que conoce bien el mar y que no consigue renovar su licencia, y por consiguiente se queda sin poder pescar, se convierte en “pasante”, es decir que, sea con su propio barco, sea comprándose uno, se decide a transportar inmigrantes”.

La estrategia parece ser la siguiente: alguien que tiene un poco de dinero compra un barco y contrata a un capitán que se ocupa de buscar a los “clientes” que paguen y puedan compran víveres para unos 8 o 10 días. Otras veces, el capitán recibe el barco como pago de una deuda, o un grupo de jóvenes se organiza para comprarlo y para buscar a un capitán que los lleve a Canarias: ¡ la cosa es así de sencilla!

La sala sigue llenándose de hombres, hay muy pocas mujeres, ya son más de cincuenta. Ninguno de los presentes ha hecho el viaje, pero la mayoría dicen que están dispuestos a emprender el viaje hoy mismo.
“¡Barça o Barsat!” (¡Barcelona o morir!)

Es el grito de guerra de los jóvenes que intentan marcharse. (Barsat es el lugar a donde van los musulmanes después de su muerte en espera del juicio final).

Dakar, 5 de diciembre 2006

Reyes García Castro y N’Demba M’Baye

De la ONG ‘Sevilla Acoge’

Publicado en ‘Abc Burkina’, n° 217.

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