Argelia publicita su buen trato a los emigrantes expulsados

5/07/2018 | Opinión

argel-agadez.jpgAlimentos, agua, autobuses con aire acondicionado, descanso en edificios nuevos… Para negar las acusaciones de maltrato a los emigrantes africanos Argelia ha invitado a los medios de comunicación, incluyendo al AFP, para seguir la expulsión de más de 300 de entre ellos a Níger, un largo viaje de más de 2.000 km, en el horno del sur de Argelia. Las ONG locales e internacionales han acusado recientemente a las autoridades argelinas de arrestar y deportar arbitrariamente a ciudadanos de países del África subsahariana, a veces abandonándolos sin agua ni comida en pleno desierto. Son acusaciones que ha sido negadas inmediatamente por Argel, que ha denunciado una «campaña maliciosa».

El largo regreso a Níger comienza en un centro en los suburbios de Argel, donde se han reunido más de 300 nigerianos, la mayoría mujeres y niños, y algunos que dijeron ser malienses, cameruneses o guineanos, todos arrestados en los últimos días en ciudades del norte de Argelia.

Después de 400 km y 10 horas de conducción nocturna hacia el sur, el convoy de 12 nuevos autobuses con aire acondicionado se detiene en Laghouat, donde los voluntarios de la Media Luna Roja Argelina distribuyen un desayuno y pañales para bebés. El convoy se va después de 90 minutos. Hay un almuerzo y luego una docena de horas en coche antes de una segunda parada en In Salah, a 1.300 km de Argel, en un nuevo centro de tránsito que, según las autoridades, ha costado 2,2 millones de euros. Allí, los emigrantes pudieron cenar copiosamente y recibieron botellas de agua y galletas, antes de descansar y retomar el camino al amanecer, hacia Tamanrasset, donde el convoy llegó la noche siguiente y donde los emigrantes fueron agrupados en un centro de 1.000 plazas.

A 200 km de la frontera de su país, Abdelkader Adam, de 56 años, ya está pensando en regresar a Argelia. «No quiero volver a Níger, pues allí tengo que alimentar a mis 2 esposas y mis 7 hijos», ha dicho a los periodistas. Había estado en Argelia durante 14 meses y estaba trabajando en una obra, en Tizi Ouzou, a 100 km al este de Argel, cuando fue arrestado. «Haré todo lo posible por regresar a Argelia, me siento bien allí y pude enviar dinero a mi familia», continúa, en medio de una docena de compatriotas. Entre ellos está Chazali Harouna, de 27 años, quien había cruzado la frontera hace solo ocho días y «encontrado rápidamente un trabajo» antes de ser arrestado. También asegura que regresará «tan pronto como se presente la oportunidad».

Los emigrantes dicen que han elegido Argelia porque encuentran trabajo allí con bastante facilidad, especialmente en las obras de construcción. Aunque, según las autoridades argelinas, muchos subsaharianos también están mendigando en las calles.

Desde 2014, más de 33.000 emigrantes subsaharianos en Argelia han sido repatriados a su país, según una fuente oficial argelina. Pero las autoridades afirman que siempre han respetado los derechos de los desalojados, y que han cumplido con sus «obligaciones internacionales».

A fines de junio, Human Rights Watch (HRW), ha vuelto a denunciar la expulsión, desde enero, de miles de emigrantes a Níger y Mali, en condiciones «inhumanas» y, en muchos casos, independientemente de su estado, ya que algunos dicen tener visas.

La operación de repatriación organizada en los últimos días es «un fuerte mensaje para quienes cuestionan la realidad de los esfuerzos realizados por Argelia, para apoyar a estos inmigrantes», ha dicho a la prensa el prefecto de Tamanrasset, Djilali Doumi. La repatriación fue seguida por representantes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El representante de la OIM en Argelia, Pascal Reyntjiens, ha elogiado «la coordinación entre todas las personas involucradas en esta operación», destinada a atender a «las poblaciones en peligro».

El lunes por la noche, 354 emigrantes nigerianos, incluyendo 197 niños y 77 mujeres, fueron finalmente trasladados en autobuses por las autoridades argelinas a Assamaka, en Níger, a unos 15 kilómetros de la frontera y, a continuación, a la región de Agadez, a través un acuerdo con Niamey. Los no-nigerianos tuvieron que ser «liberados», según un funcionario del Ministerio del Interior argelino.

Pero no todos sueñan con su regreso a Argelia: «He cruzado la frontera hace un año. Tuve que pagar más de 1.000 euros, y al final he vuelto al punto de partida», dice Abdoulaye, maliense de 19 años que trabajaba en una obra pública en Argel y denuncia no haber sido pagado. Se acabó, no volveré».

Fuente: SlateAfrique

[Fundación Sur]


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