¿Argelia en transición?

14/06/2018 | Noticias

El 31 de mayo, la periodista belga-argelina Layla Haddad, antigua corresponsal en Bruselas de la televisión argelina, colgó en Facebook un vídeo en el que invitaba al presidente Abdel Aziz Bouteflika a dejar la política tras 19 años en el poder. Durante varios meses, diversas organizaciones habían pedido públicamente que el anciano presidente, 81 años, en silla de ruedas y con dificultades para hablar debido a un accidente cerebrovascular en 2013, se presentara una vez más como candidato en las elecciones de 2019. “Los barones del régimen”, –le dice Layla Haddad en el vídeo–, “de los que vuestro propio hermano forma parte, se han arrogado el derecho a disponer de Usted. No les siga permitiendo que le roben su humanidad…” En la grabación, visionada ya más de cinco millones de veces, la periodista habla delante lo que parece ser una mesa cubierta con la bandera europea. Motivo suficiente para que el 3 de junio, el embajador de la UE en Argel, John O’Rourke, fuera convocado al ministerio de Asuntos Exteriores, y se le comunicara la “reprobación e indignación” de Argel, porque la EU había permitido que desde su sede se insultara al presidente argelino. Tras la reunión, el embajador tuiteó: “Los periodistas acreditados ante las instituciones europeas (…) hablan en nombre propio, de acuerdo con los principios de libertad de expresión y de libertad de los medios”. El tuit encizañó aún más la polémica. El 4 de junio Layla Haddad denunció a la policía que había sido agredida en la puerta de su domicilio en Bruselas por dos hombres “de aspecto magrebí”. Al día siguiente, Saïd Boucetta atacaba en el diario L’Expression al embajador de la UE: “Muy mal diplomático si para hacerse una idea de cómo funciona el Estado argelino se basa únicamente en el discurso de la Señora Lefèvre [apellido de casada de Layla Haddad]”. Opinión muy diferente la de Souhila Hammadi el 6 de junio en Liberté: “Un fallo de la diplomacia argelina. Sus torpezas en la gestión del video […] podrían debilitar aún más su política exterior”.

No es la primera vez que diversas personalidades se manifiestan en la prensa argelina contra un nuevo mandato del presidente Bouteflika. ¿Se debe esta vez la acritud de las autoridades únicamente a que Leyla Haddad ha hablado desde Bruselas?

bouteflika-2.jpgNacido en 1937 en Oujda, ciudad al norte de Marruecos, a 15 km de la frontera con Argelia, Abdelaziz Bouteflika fue ministro de Exteriores durante la época, de gran prestigio en el extranjero, de Houari Boumedienne (1965 – 1978). Y obtuvo cerca del 74% de los votos cuando, tras la dimisión de Liamine Zéroual, se presentó en abril de 1999 como candidato independiente, con un programa de reconciliación nacional que incluía también a los islamistas Con el 85% de los votos consiguió su segundo mandato en 2004, con el 90’24% el tercero en 2009, y con el 81’53% el cuarto en 2014. Las conjeturas sobre su salud datan de 2005. A partir de ese año, tras la operación de una úlcera hemorrágica, Bouteflika ha viajado regularmente a Suiza para seguir tratamientos y controles. Y, naturalmente, las conjeturas se han multiplicado desde el accidente cerebrovascular de 2013.

A pesar de todo, el 7 de abril de este año, Jamel Ould Abbés, secretario general del FLN (Frente de Liberación Nacional que condujo Argelia a su independencia) manifestó el deseo de los militantes de que Bouteflika se presentara en 2019 “para garantizar la seguridad del país y el bienestar de futuras generaciones”. De hecho, dos días más tarde, Bouteflika hizo una de sus raras apariciones en público, inaugurando en la capital una nueva mezquita cerca de la Casba y una nueva estación del metro. ¿Qué mejor prueba de su capacidad para seguir gobernando? El 28 de abril, el FLN anunció la creación de una coordinadora de estudiantes, “Jil [generación] Bouteflika” en favor del presidente. El 1 de mayo, durante la Fiesta del Trabajo celebrada en Hassi Messaoud, principal centro de las compañías de gas y petróleo en el país, Abdelmadjid Sidi-Saïd, secretario general de la Unión General de Trabajadores Argelinos (UGTA) anunció haber enviado a Bouteflika, en nombre de los miembros del sindicato, una resolución pidiéndole que se presentara para un quinto mandato. Al día siguiente, el presidente volvió a mostrarse en público.

Sus opositores no se han quedado de manos cruzadas. El 26 de mayo Yasmina Khadra (seudónimo femenino del conocido escritor Mohammed Moulessehoul), junto a otras trece personalidades del mundo de la cultura, la política y la sociedad civil, enviaron una carta el presidente Bouteflika: “Su edad avanzada y el dramático estado de su salud le ordenan que en adelante no ocupe cargos de Estado, demasiado pesados. Otro mandato sería un calvario tanto para Usted como para el país”. Los mismos signatarios acaban de lanzar el 6 de junio la operación “Mouatana” (“Ciudadanía”), para “reunir el máximo de argelinos, hacer más rápida la salida del régimen, preparando las condiciones de una transición pacífica”.

Con tantos árboles que se mueven a favor y en contra de un quinto mandato, es difícil observar el conjunto del bosque. Sin duda tiene razón el diario El Watan que atribuye la reacción del gobierno al video de Layla Haddad, a un “autoritarismo de otra época” que pone límites a la libertad de expresión. También la tiene Reporters sans Frontières cuando señala que en Argelia el clima general no es favorable a la libertad de prensa. Argelia ocupó en 2017 el lugar 136 en la lista de 180 países evaluados (Marruecos aparece en el lugar 135 y Túnez en el 97). Pero es un hecho que las declaraciones contra el quinto mandato han podido aparecer en la prensa argelina, así como otras muchas críticas a la acción del gobierno en el terreno de la economía, la educación o los derechos humanos.

Tal vez la clave de lo que está pasando y de la dureza de las reacciones tras el vídeo de Layla Haddad hay que buscarla en el pasado, en el modo en el que Bouteflika accedió al poder en 1999. En aquella primera ocasión Bouteflika se presentó como independiente. ¿Por qué entonces obtuvo el apoyo del FLN, del Reagrupamiento Nacional Democrático (fundado por su predecesor Zéroual), así como de los islamistas Nahda y Movimiento por la Sociedad y la Paz? ¿Por qué la cúpula militar consideró que Bouteflika era quien más criterios de gobernabilidad tenía? Según el sentir popular, y sin que nadie pueda, o se atreva a probarlo en detalle, todos ellos son la cleptocracia que se ha aprovechado de las riquezas del país durante todos estos últimos años. Son los “poderes fácticos”, tan reales como difíciles de analizar. Y esto es seguramente lo que más disgustó a las autoridades “fácticas” en el vídeo de Layla Haddad: “Los barones del régimen, de los que vuestro propio hermano forma parte, se han arrogado el derecho a disponer de Usted. No les siga permitiendo que le roben su humanidad”.

Ramón Echeverría

[Fundación Sur]


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