ANTE LOS RETOS RELEVANTES, LOS LÍDERES RELGIOSOS GUARDAN SILENCIO, EN UGANDA, Y EN ESPAÑA.

10/03/2014 | Editorial

Ante los retos más relevantes de la sociedad, contamos con algunos líderes religiosos que son auténticos profetas, mientras que la mayoría guardan un silencio cómplice y vergonzoso.

Me refiero ahora a dos retos muy actuales y que son síntomas de una enfermedad social más grave.

El primero es el reto de la ley anti-gay que condena a las personas gay a cadena perpetua, en Uganda. Incluso constatamos ya, que a partir de la nueva ley, algunos grupos se dedican al linchamiento de los ciudadanos-as gay. La caza de brujas ha comenzado impunemente y 47 personas gay han sido atacadas violentamente.

Ante esta seria violación de la dignidad y derechos humanos, algunos gobiernos y agencias internacionales han tomado una actitud de firme condena.

Incluso hemos escuchado la voz profética de dos arzobispos anglicanos: Desmond Tutu, en Sudáfrica y Zac Niringiye, en Uganda, que han criticado la nueva ley y han defendido con valentía la dignidad humana de todas las personas.

De los otros obispos, solo hemos escuchado de nuevo respuestas, como: “que cada obispo hable en su diócesis”, “no debemos entrar en política” y “vamos a esperar”! Este silencio es el de los pastores que abandonan su rebaño, y tienen miedo a perder beneficios personales. Esto es también una vergüenza.

El segundo reto, ante el cual existe un silencio cómplice e irresponsable, de las autoridades religiosas, es el de los emigrantes que llegan a nuestras fronteras.

De nuevo hemos escuchado la voz profética del arzobispo de Tánger, en Marruecos: Santiago Agrelo, y también de algunos teólogos como José M. Pagola que han denunciado como inaceptable y vergonzosa la política actual en relación con los inmigrantes.

La mayoría de los líderes religiosos españoles también parecen haber abandonado a su rebaño, sin pronunciar una palabra de acogida y sin haber defendido claramente su dignidad y sus derechos humanos. Un silencio que no deja bien parados a los llamados pastores del pueblo, y sobre todo de los más descartados.

Ante cualquier reto de semejante magnitud, deberíamos analizar la causas inmediatas de tal fenómeno y encontrar respuestas adecuadas para asistir a los más marginados, como lo hace Caritas. Debemos atender a las víctimas que sufren y humanizar las políticas migratorias.

Al mismo tiempo, es absolutamente necesario analizar las causas profundas de dicho fenómeno. Tratar los síntomas es necesario pero claramente insuficiente. Debemos sanear las causas de raíz que provocan esta miseria para millones de seres humanos en sus países de origen, y que provocan su frustración y su desesperada emigración.

Con un análisis en profundidad, descubriremos que existen causas profundas en los propios gobiernos de los países africanos de origen. Pero constatamos que las causas de raíz más importantes se encuentran en los gobiernos y multinacionales de fuera de África.

Los líderes políticos de los países más poderosos del globo, así como los poderes financieros y el mismo sistema capitalista neoliberal, son los responsables más relevantes de tanta pobreza y exclusión para dos tercios de la humanidad.

No deberíamos esperar nada diferente de un sistema injusto e inhumano en su misma raíz. Tampoco pueden dar frutos diferentes, todos los políticos y financieros, con sus partidos y bancos, que los frutos amargos de la mayor esclavitud económica de la historia.

No culpemos a nadie. La responsabilidad tambien es nuestra y el poder de elegir líderes más íntegros y de crear estructuras más justas y solidarias, está en nuestras manos, tanto a nivel de gobernanza como a nivel de jerarquía.

Los que viven en palacetes, no pueden tener “olor a oveja”, y por tanto ser creíbles o relevantes para el pueblo.

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