Alarma israelí por las elecciones en Egipto

23/09/2011 | Opinión

Preocupada por el aumento del sentimiento anti-israelí, Israel ha presionado a los Estados Unidos para que a su vez presionen al Consejo Militar en el gobierno de Egipto, para retrasar las elecciones presidenciales y parlamentarias, escribe Saleh al-Naami, desde Gaza.

Amos Yadlin, ex jefe de la Inteligencia Militar israelí, es uno de los generales más respetados por el Primer Ministro Binyamin Netanyahu, pero sigue siendo uno de los críticos más duros contra las políticas de Netanyahu, cuyo resultado, según Yadlin, ha sido la puesta en peligro de la paz con Egipto.

Yadlin cree que esta paz es una de las mejores inversiones estratégicas del estado hebreo. “Cualquiera que quiera garantizar la existencia continuada de este estado debe hacer todo lo posible por mantener la paz con Egipto”, dijo el general en una radio israelí el domingo 11 de septiembre por la mañana. “No tenemos futuro es esta región si Egipto abandona la paz con nosotros. Lo que es sorprendente es que nuestros líderes políticos no reconozcan la importancia de invertir en la paz con Egipto, para garantizar los fundamentos de la seguridad nacional israelí”.

La élite israelí es desfavorable a Netanyahu, aunque estuvo despierto hasta las 4.45 de la madrugada en su sala de operaciones, el sábado, sudando nerviosamente mientras observaba los acontecimientos que tuvieron lugar dentro y en los alrededores de la embajada israelí en El Cairo. Hizo docenas de llamadas telefónicas a funcionarios de Estados Unidos para poner bajo control la situación, mientras grababan las cámaras de la televisión israelí.

El ex primer ministro israelí, Ehud Olmert, ofreció el siguiente consejo a su sucesor para terminar con la crisis: “Debes darte cuenta de que los egipcios no necesitan declarar la guerra contra nosotros para amenazar nuestra existencia en esta región. Actúa rápido; lo que está pasando es un efecto bola de nieve que va a cambiar completamente el entorno estratégico de Israel”, dijo Olmert en la televisión israelí, el sábado por la noche.

Los columnistas y comentaristas israelíes están de acuerdo con que el gobierno de Netanyahu es responsable del deterioro de las relaciones con Egipto. En un punzante artículo publicado el domingo 11 de septiembre, Ari Shafit, escritor veterano en el periódico Haaretz, afirma que las dañadas relaciones con Egipto prueban sin ningún tipo de duda que la estrategia de seguridad nacional de Israel se ha derrumbado bajo el gobierno de Netanyahu y el ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman. Shafit dice que las políticas adoptadas por el dúo Netanyahu-Lieberman han acentuado enormemente la hostilidad hacia Israel en el mundo árabe.

Shafit vincula las debilitadas relaciones con Egipto a las caóticas relaciones con Turquía, creando un nuevo entorno regional que podría ser “catastrófico”. Shafit añade que el resultado obvio es que las divisiones con Egipto coronan el lamentable estado de Israel, que ha existido durante muchos años, y agrava el aislamiento internacional de Tel Aviv bajo el liderazgo de un gobierno de derechas.

Ben Kasbet, comentarista veterano en el periódico Maariv, criticó la insistencia de Netanyahu por continuar con sus políticas aunque ponen en peligro la seguridad de Israel y su futuro. Acusa al primer ministro de impotencia, vacilación e indecisión, aunque es perfectamente consciente del peligro de que las políticas de su gobierno darán lugar a “una regresión de la estatura de Israel y reducirán su capacidad de existir en esta región”.

Kasbet predice que Netanyahu pronto pedirá al líder de la oposición, Tzipi Livni, que se una a él en un gabinete de emergencia para confrontar los retos a los que se enfrenta Israel. Pero advierte a Livni contra aceptar la oferta de Netanyahu, haciendo hincapié en la importancia de dejar que “el pueblo israelí tome sus propias decisiones, que elija la derecha o la izquierda”.

El comentarista político Akiva Eldar opina que las dañadas relaciones entre Israel y el mundo árabe son el resultado del estancamiento de las negociaciones con la Autoridad Palestina, señalando que el rechazo de Netanyahu a la propuesta del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama ha sido un gran factor para crear un ambiente hostil hacia Israel en el mundo árabe. Eldar añade en un artículo publicado en Haatetz, que Netanyahu erróneamente cree que la ocupación continuada de Israel de los territorios de Palestina y las negociaciones estancadas no minarán la posición nacional e internacional de Israel. Añade que todas las señales indican que esta suposición es incorrecta. Eldar afirma además que la historia ha demostrado que los lazos entre Israel y los países árabes y musulmanes sólo mejoran cuando las negociaciones entre Israel y la Autoridad Palestina avanzan.

Mientras que la élite que gobierna Israel está dispuesta a ocultar sus serias preocupaciones sobre la indignación del pueblo de Egipto, por el asesinato de soldados egipcios por parte del ejército israelí hace tres semanas, que culminó con el ataque durante el fin de semana a la embajada de Israel en El Cairo, es evidente que los líderes políticos y militares en Israel están conteniendo la respiración con respecto a la reacción de las calles egipcias hacia Israel. Los dos bloques, derecha e izquierda, en Tel Aviv están convencidos de que manifestaciones continuadas en Egipto rechazando las relaciones con Israel son una catástrofe estratégica para Israel.

Amos Gilboa, un general retirado de extrema derecha y ex jefe de investigación en la Inteligencia Militar israelí, está haciendo casi las mismas afirmaciones que Yossi Sarid, el ex ministro de Educación y una figura importante en la izquierda israelí. Como Sarid, Gilboa cree que seguir manteniendo los Acuerdos de Camp David es una garantía clave para la existencia de Israel en la región.

Incluso el cauto ex ministro de Trabajo, el general retirado Ephraim Sneb dijo en la radio israelí el 8 de septiembre que la necesidad de Israel de estar en paz con Egipto es muy superior a la misma necesidad de El Cairo. Sneb afirma que cualquier progreso de Israel en el futuro podría no compensar la inmensa pérdida, en términos de daños en las relaciones con Egipto.

El general retirado Doron Almong, que previamente dirigió el Comando Sur en el Ejército israelí, destacó los peligros estratégicos que podrían resultar del colapso o fractura de la “paz” con Egipto. Almong explica que esto significaría una inmediata y casi insoportable carga adicional para el ejército israelí, afirmando que si Israel ya no estuviera en paz con Egipto necesitaría directamente volver a una postura de seguridad israelí basada en nuevos principios y alterar enormemente su política de seguridad.

Almong señala además que el ejército israelí requeriría introducir reformas de organización, estructurales y logísticas que elevarían el coste económico para los contribuyentes israelíes, en un tiempo en el Israel está experimentando manifestaciones públicas masivas contra el alto coste de la vida y protestas de la clase media contra las políticas del gobierno de Netanyahu.

Yehshu Saghi, que anteriormente trabajó como jefe de la Inteligencia Militar israelí, hace una lista de los requisitos para el ejército israelí si las relaciones con Egipto siguen deteriorándose. Estos incluyen aumentar el número de soldados de tierra, ampliando las actuales divisiones de infantería e introduciendo nuevas, lo cual es casi imposible a la vista del retroceso de la juventud laica israelí para presentarse voluntaria al ejército o sus unidades de combate. Esto significaría una carga añadida para aquellos que están dispuestos a servir en el ejército, especialmente la tendencia sionista y los nuevos inmigrantes.

Naturalmente, esto daría como resultado un aumento de daños políticos y estratégicos porque aumentaría la influencia de las minorías en la toma de decisiones, especialmente la de las fuerzas religiosas sionistas, de las que los colonos judíos en Cisjordania y el Jerusalén ocupado son un componente importante.

Lo que mayormente consterna a la élite gobernante israelí son los temores a que los lazos deteriorados con Egipto estén ocurriendo en un tiempo de transformaciones fundamentales en el mundo árabe, y como consecuencia de una escalada en la crisis entre Tel Aviv y Ankara (capital de Turquía). A su vez, esto deja la puerta abierta de par en par a las transformaciones en las relaciones regionales de Israel, porque creará un entorno regional que reducirá la capacidad de algunos regímenes árabes, especialmente Jordania, para seguir manteniendo su alianza estratégica con Israel. Esto significará un aumento de las amenazas contra Israel.

El ex jefe de Estado Mayor de Israel, Dan Halutz cree que el creciente rechazo de los Acuerdos de Camp David por parte del pueblo de Egipto podría devolver a Israel a la casilla uno, y hacer que pierda todo lo que ha logrado durante las últimas décadas.

Una de las conclusiones más importantes a la que han llegado muchos pensadores israelíes es que la indignación del pueblo egipcio contra Israel, limita la capacidad de Tel Aviv para lanzar cualquier otro ataque o campaña militar contra los palestinos. Dore Gold, ex representante de Israel en la ONU y ex consejero político de Netanyahu, que ahora es director del Centro de Jerusalén de Investigación y Estudios de Israel, dice lo mismo. En un artículo publicado en Israel Today, el 6 de septiembre, Gold afirma: “Los días en que Israel podía llevar a cabo ataques militares sin restricciones sobre Palestina, se han acabado para siempre. Israel se da cuenta de que a la luz de la primavera árabe, no puede ignorar la reacción del pueblo árabe”.

Pero incluso los que toman las decisiones en Tel Aviv, que son conscientes de los peligros extremos de una paz fracturada con Egipto, no tienen intención de levantar la bandera blanca y rendirse. Por tanto, Netanyahu y su gabinete están llevando a cabo diplomacia silenciosa, entre bastidores, para influenciar en la escena política interna de Egipto, y minar el horroroso escenario que más teme Tel Aviv, que esencialmente comprende la celebración de elecciones presidenciales y legislativas mientras continúa el enfado del pueblo contra Israel.

Silvan Shalom, vice primer ministro israelí, declaró que la última cosa que quiere Israel ahora mismo es que haya elecciones parlamentarias y presidenciales en Egipto, en medio de la furia popular contra la paz con Israel. De acuerdo con esto, la televisión israelí reveló el 7 de septiembre que Netanyahu está supervisando personalmente los movimientos para convencer a la administración de Estados Unidos, para que aumente la presión sobre el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto, para que posponga permanentemente las elecciones parlamentarias y presidenciales.

Según el reportaje de la televisión, la propuesta israelí fue presentada en varios círculos del congreso, especialmente los conocidos por apoyar ciegamente a Israel, para convencerles de que adopten el plan israelí y actúen en consecuencia. Los líderes israelíes no hacen distinción entre laicos e islamistas, y varios funcionarios, como el ministro de Defensa, Ehud Barak, incluso creen que algunos en el bando laico de Egipto siguen una línea más dura que los islamistas en su postura anti israelí.

En resumen, Israel está particularmente temerosa por los acontecimientos en el mundo árabe, especialmente en Egipto, con muchos parlamentarios en Tel Aviv cayendo en la cuenta de que la primavera árabe augura el otoño en Israel.

Saleh al-Naami

Publicado en Al-Ahram, Egipto, la semana del 15 al 21 de septiembre de 2011.

Traducido por Rosa Moro, de Fundación Sur.

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