La noticia de que el Tribunal de Apelaciones de Malaui ha dado a Madonna, la cantante de 50 años, los derechos de adopción de Mercy James, de cuatro años de edad, es una buena noticia de verdad. Mientras que ha durado el caso, se ha convertido en un caso célebre y en objeto de debate internacional sobre su estábamos ante un conflicto entre el sentido común o ante una “ley de mierda”. Estoy encantado de que el sentido común haya triunfado al fin. Recuerden, hace tan sólo tres meses que Madonna intentó adoptar un segundo hijo en Malaui, la pequeña Mercy James, de cuatro años, para unirse a su prole, que incluye a sus dos hijos biológicos, Rocco de 8 años y Lourdes de 12, y el pequeño de tres años, David Banda, de Malaui, al cual adoptó en 2007, supuestamente saltándose las leyes.
En el tribunal inferior, el juez se negó a acceder a su petición de adoptar a la pequeña de cuatro años, alegando que las leyes de Malaui no se basan en la preferencia y que si se concedía su petición, los tribunales podrían ser considerados, sin querer, como facilitadores del tráfico de niños, abriendo las leyes de adopción a todo el que llegue. Aquí es donde la ley empezó a parecer necia. El tribunal hizo con que no sabía quién era Madonna ni reconoció el hecho de que Madona era en ese momento la madre adoptiva de otro niño malauiano. Aunque, las leyes de adopción de Malaui exigen que los posibles futuros padres sean residentes en Malaui, durante al menos 18 meses, Madonna no podía cumplir ese requisito, dados sus compromisos internacionales. Sin embargo, hay que decir que Madonna ha hecho más por los huérfanos de Malaui de lo que jamás haya hecho ni siquiera el gobierno del país. Ella ha construido una orfanato y una escuela para los huérfanos de Malaui, un país donde se calcula que hay dos millones de huérfanos, de una población de 13.2 millones.
La verdad es que el clima general de filantropía, compasión y trabajo humanitario en África siempre ha sido visto con sospechas, porque a veces se abusa de la filantropía. Es especialmente difícil para los africanos apreciar el profundo sentimiento de compasión que algunas veces subyace tras el humanitarismo occidental en África dada la historia de tráfico de esclavos, colonialismo y siglos de explotación que se han producido bajo disfraces similares. En África, es fácil ver todos los regalos como “regalos trampa”. Recuerden la donación de vacunas contra la polio, que se sospecha que era un medicamento anti-fertilidad, en el norte de Nigeria. Los más cínicos se preguntan por qué Bill Gates abandonaría un próspero imperio de Microsoft para perseguir su nuevo deseo de erradicar la malaria, la polio y otras causas relacionadas con la salud y la pobreza en África. Estos cínicos se preguntan si Gates estará haciendo esto por altruismo o por el deseo egoísta de llevar a los mercados los productos de Microsoft. ¿Está Bono (el músico) luchando contra la pobreza de manera altruista?
Uno puede incluso preguntarse, ¿por qué iba a establecer Oprah Winfrey una academia de Liderazgo para chicas en Suráfrica, cuando existe una igualmente acuciante necesidad en la ciudad interior de América, el Chicago del sur, igual que en los países africanos? De verdad, ¿por qué Mary Slessor dejó su país natal para irse a una misión a civilizar en Calabar, [ciudad de Nigeria. Capital del estado de Cross River] armada con una vela, en un tiempo en el que no había electricidad ni agua potable? (¡un médico nigeriano moderno hubiera pedido un generador y un pozo antes de aventurarse durante unos meses a ir a una clínica rural!).
Algunos pueden preguntarse incluso si Madonna está cualificada o merece la maternidad, dado que es una madre errática y soltera, de lo más propenso a escribir letras de canciones sexualmente sugerentes en su música y vídeos. El último ejemplo de su numerito sexual ha sido el coqueteo, del que se ha informado, con un joven de 22 años, el brasileño Jesús Luz, poco después de divorciarse de Guy Ritchie. ¿Puede confiarse en una persona así para que sea un modelo valioso para una niña huérfana de Malaui?
El cinismo de los africanos sobre la filantropía occidental es bastante comprensible porque hemos sido testigos de buenas intenciones que han acabado con el tiro por la culata para disgusto de los africanos. Una y otra vez, hemos visto cómo se ha abusado gravemente de la compasión en África, no sólo por parte de agencias de adopción de niños y los llamados orfanatos, sino incluso por las agencias multilaterales y otros bienhechores que deberían conocer mejor esto. Hemos visto donaciones y ayudas a los huérfanos y niños vulnerables desviarse para cebar a huérfanos adultos. Hemos visto Agencias donantes dar préstamos salvavidas y líneas de crédito que han resultado ser un albatros colgado del cuello de los gobiernos africanos. Hemos visto que padres adoptivos han abusado de los niños adoptados. Presenciado cómo la estrella del cine, Woody Allen se acabó casando con su hija adoptiva. Estos desafortunados ejemplos hace desconfiar a cualquiera que vaya a dar sus niños en adopción, tantos años antes de la edad de consentimiento.
También existe el problema de su un niños negro se puede integrar con facilidad en una familia de afluencia blanca, sin correr el riesgo de sufrir un trauma psicológico. Existen esas agencias humanitarias que argumentan que los a los niños africanos se les ayuda mejor en su propio entorno y que criar a un africano pobre en el extranjero por un blanco rico occidental puede producir una “mentalidad de coco” (marrón por fuera y blanco por dentro) en el niño. Estos argumentos pueden ser la causa de que el juez Esimo Chimo, del tribunal, estaba dividido entre la ley y el instinto humanitario y tuvo que hacer el esfuerzo de dar una sentencia bien definida para el caso de la adopción de Madona. La historia de la vida del presidente Obama refuta esto claramente. A pesar de todo, Madonna ha indicado que cuidará de David y Mercy como de sus propios hijos y que los volverá a traer a su país, Malaui, para que contribuyan a la sociedad africana. Imaginen a Mercy y a Madonna y contrasten esa imagen con la de esos miles de africanos que viajan a escondidas en destartalados barcos por una oportunidad de entrar en Europa, y entonces comprenderán el sentimiento de compasión que tiene Madonna al trazar un futuro para una huérfana pobre de África.
Pero ¡luego está el otro lado de la historia de la adopción!. El año pasado vi horrorizado desde el vestíbulo del hotel Ghion, en Addis Abeba, Etiopía, cómo autobuses llenos de hordas de turistas americanos con niños etíopes adoptados recientemente llegaban a la ciudad. Mientras que uno compadece a los huérfanos por su difícil situación y a las sustitutas de madres, sinceramente, vi que algunas de las madres de los adoptados no eran aptas para la maternidad, tratando a esos niños como si fueran mascotas en lugar de seres humanos. Algunos de los niños lloraban toda la noche mientras otros parecía que estaban bastante bien adaptados a sus nuevos padres. Se han dado casos raros, documentados, de pedófilos que se hacían pasar por padres de adopción. Y luego están las superestrellas occidentales que sólo buscan publicidad, utilizando la apremiante situación de los niños de Darfur o Lesotho, para sus planes de hacer dinero.
En el caso de Madonna, me atrevo a decir que esta es una adopción bien intencionada. Sus valores espirituales (es miembro de Cábala) y su amor por Mercy parece muy sincero. Se ha dicho que Madonna perdió más de dos kilos de peso y no comía bien ni practicaba sus ejercicios antes de que se resolviese la apelación. Incluso la pequeña Mercy de 4 años, después de la primera sentencia, preguntaba desconcertada “¿Dónde está mi mamá, dónde está mi mamá?”, pensando que podía haber perdido su nuevo futuro. Ahora Madonna puede tener a Mercy ¡y David una nueva hermana!
Adelami Ogunrinade
El profesor Ogunrinade envió este artículo desde el reino de Lesotho, un país con una población de huérfanos y niños vulnerables desproporcionada.
Publicado en The Guardian, Nigeria, el 16 de junio de 2009.
Traducido por Rosa Moro, de Fundación Sur.
