Africom en el corazón de la guerra del petróleo

3/11/2010 | Opinión

Tras haber sido rechazado por la casi totalidad de los Estados africanos, el Mando de los EEUU en África parecía haber optado definitivamente por mantener su cuartel general en Stuttgart, Alemania. De hecho sigue muy presente y activo en el continente. AFRICOM, bajo la cobertura de asistencia humanitaria, lucha contra el terrorismo y mantenimiento de la paz, recorre discretamente un número creciente de países, llevando a cabo programas de formación, de asistencia y maniobras militares.

Estos movimientos son paralelos a la reducción de la presencia de Francia en su antiguo coto. A falta de instalarse en un sitio fijo, AFRICOM ha sido repensado para ser de hecho un entramado de pequeñas instalaciones articuladas en torno a la base americana de Yibuti. Dispone de una fuerza permanente de alrededor 1.800 hombres. Para imprevistos y urgencias, tiene a su servicio una base naval en Kenia y otras dos en Etiopía.

La red se está extendiendo en África ecuatorial con la presencia en Kisangani, en el corazón del Ituri, Provincia Oriental, en RDC. Se trata de formar “un ejército más profesional que respete a la autoridad civil y garantice la seguridad del pueblo congoleño”. “Lo que hacemos aquí como en otros sitios de África, de acuerdo con los gobiernos soberanos, es en interés de los pueblos. Interesa a los EEUU y a la comunidad que el pueblo congoleño viva en paz y vea posibilidades de un futuro mejor”, decía el general William Ward.

Una cantinela bien conocida. De todos es conocido que el activismo militar americano no es garantía de seguridad. Está el ejemplo de Somalia. La colaboración entre EEUU y Etiopía alcanzó sus fines militares, pero ha generado una de las peores crisis humanitarias en Somalia. En Ituri, presa de un conflicto interétnico desde 1999, que ha causado más de 50.000 muertos y 500.000 desplazados, la ingerencia americana tiene grandes posibilidades de agravar la inseguridad. Éste es el temor que está a la base del rechazo de los Estados africanos a albergar el Mando de AFRICOM. Debería ser la Unión Africana la que tomara a su cargo el mantenimiento de la paz y la lucha contra el terrorismo.

De hecho, son el petróleo y otros productos los que están en la base del establecimiento de AFRICOM en el Congo y en otros lugares de África. Ya lo decía sin tapujos en adjunto del general Ward en febrero de 2008: proteger la libre circulación de los recursos naturales de África hacia el mercado global es uno de los principios directores del AFRICOM. El suministro a EEUU de petróleo y el problema de la creciente influencia de China son los desafíos más importantes para los intereses de EEUU. Si bien la preocupación de los EEUU es llevar a cabo una guerra contra el terrorismo planetario, la creación de un mando específico para África expresa la implicación americana en la competición que las grandes potencias están jugando para hacerse con los mercados africanos. AFRICOM tiene como finalidad prioritaria garantizar el suministro de petróleo africano a EEUU, para no depender tanto de Oriente Medio.

La base de Yibuti permite un control de la ruta marítima por la que pasa la cuarta parte de la producción mundial y el dominio de la banda petrolera que atraviesa África hasta el golfo de Guinea, tras pasar por Chad y Camerún. Un nuevo puesto en Uganda da a los EEUU la posibilidad de controlar el Sur del Sudán. Las zonas de Nigeria, Gabón, Guinea y RD Congo, ricas en petróleo y en gas están en el punto de mira de los EEUU.

La Provincia Oriental del Congo está en ebullición y se han producido diferencias entre multinacionales, deseosas de que se les atribuyan concesiones de explotación, y el Estado congoleño. Bajo el paraguas de AFRICOM, los americanos están allí por el petróleo y abundantes minerales, vitales para la industria electrónica e informática. Tras ampararse de los minerales de Katanga, donde un consorcio explota más de la mitad del conjunto del potencial minero, y tras haberse asegurado el control de los recursos mineros del Kivu, Washington quiere lograr el mayor trozo de la tarta del petróleo de Ituri y por extensión de los Grandes Lagos.

Amadou FALL

(Resumen de un texto publicado por Le Soleil 02/11/2010)

Traducción de Ramón Arozarena.

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