Autora: Sandra Quiroz
La XII Bienal de Arte de La Habana ha constituido en los últimos 31 años un espacio internacional de referencia de arte contemporáneo. Artistas de todos los continentes han participado en cada edición para mostrar al mundo lo mejor de sus trabajos y este año no podía ser la excepción.
Con la capital cubana como escenario mundial del arte, esta nueva edición no ha perdido su esencia, 200 artistas de 44 países diferentes participan en esta fiesta de los sentidos que durará hasta el 22 de junio.
El mundo tiene sus ojos puestos en Cuba, no sólo por las últimas noticias en las que Estados Unidos retiraba oficialmente al país caribeño de la lista de países que patrocinan el terrorismo sino porque la isla se ha convertido en un escaparte de intervenciones artísticas en espacios públicos, de talleres, de conferencias y de ciclos de videoarte.
Asimismo, la Bienal también llega marcada por los reencuentros, las experiencias, los sentidos y las nuevas ideas que buscan promocionar el arte nacional y el de los países participantes, además de fomentar la interacción entre todos los artistas.
Y entre todos los participantes debemos destacar la presencia del artista de Nigeria Victor Ekpuk, con el trabajo “Meditaciones de recuerdos” (Meditations on Memories), que se expone nada más y nada menos que en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam. Hablamos con Victor y nos cuenta que este proyecto es una instalación que hace homenaje a las ceremonias funerarias abakuá.
La primera impresión de Ekpuk cuando llegó a la isla fue el sentimiento de estar en Nigeria. La infraestructura del aeropuerto le recordaba a los aeropuertos que se pueden encontrar en su país y también le llamó la atención la mezcla maravillosa de razas que existe entre los cubanos. Si estudiamos la historia de Cuba nos daremos cuenta de que es uno de los muchos países donde las raíces indígenas, españolas y africanas están mezcladas. Estas últimas atracaron en la isla de manos de los hombres y mujeres de diversas etnias (yoruba, mandinga, congó, carabalí o bantú) que fueron esclavizados en África para trabajar en las plantaciones de azúcar y tabaco.
Es el primer viaje de Victor a Cuba y la primera vez que participa en la Bienal. Es el único artista nigeriano de esta edición y uno de los que más ha impactado al público visitante.
Antes de crear “Meditaciones de recuerdos”, Ekpuk tuvo la oportunidad de conocer el contexto de la isla y visitar el espacio donde iba a presentar su trabajo. “Los organizadores de la Bienal este año querían acercar el arte a la sociedad y hacer accesible las obras a las diferentes comunidades de La Habana”, afirma. “No sabía cómo iban a reaccionar ante mi trabajo pero la recepción de ‘Meditaciones de recuerdos’ fue sobrecogedora, emotiva e intensa. Sentí que los cubanos conectaron con mi trabajo en un nivel metafísico, por decirlo de alguna manera. Yo no tenía que explicarles nada, ellos simplemente lo sintieron. Una mujer que llegó a la instalación se puso a llorar nada más ver lo que había creado”.
Y no es para menos, el trabajo del nigeriano se caracteriza por utiliza la ideografía nigeriana nsibidi para dibujar el mundo que le rodea, a través de líneas en blanco y negro e imágenes abstractas, o como en este caso, contar historias que no han querido ser contadas. Si echamos la vista atrás de nuevo a la historia cubana, las raíces africanas están presentes en el arte, la música, la comida, la literatura, la danza y hasta en el español que se habla en la isla. En este contexto es entonces donde podemos entender y conectar con el trabajo que Victor ha presentado en esta Bienal.
“Meditaciones de recuerdos está dedicada a la cultura y a la religión cubana”, nos explica. “Particularmente a la sociedad secreta masculina llamada Abakuá, que fue traída a Cuba por el grupo étnico ibibio, esclavizado en Nigeria”, añade. “Este es un proyecto que explora el recuerdo y la identidad como condición efímera y metafísica”. Mediante la creación de estas memorias, en diálogo con los cánticos de los abakuá, Victor ha querido evocar lo sagrado, lo estético y lo metafísico de la relación que existe entre los pueblos de Cuba y de África.
“En particular esto es un intento de crear un espacio contemporáneo sagrado de la memoria de los antepasados ibibio, ejagham, kwa, efut y efik que fueron traídos en barcos de esclavos a Cuba y cuyos recuerdos ancestrales solamente han sido borrados en la superficie. Este trabajo es para quienes el llamado de la sirena de la Tanze (pez sagrado) y el rugido del poderoso leopardo Ekpe siguen incitando a bailar rituales sagrados abakuá a través del océano”, nos explica.
Los dibujos de “Meditaciones de recuerdos” son poemas, canciones y encantamientos en honor a estos antepasados nigerianos en la diáspora. Pero el proyecto no está terminado todavía, se completará cuando el dibujo se borre al final de la Bienal. En palabras de Ekpuk, “esa es la parte de la obra que ejemplifica la noción de memoria (identidad) como condición efímera que constantemente está siendo afectada, reformada y redefinida por las circunstancias”.
Meditaciones de recuerdos está dedicada a la cultura y religión cubana
Esta experiencia en La Habana sin duda ha marcado a Victor pero también le ha dado la oportunidad de interactuar con otros artistas y personalmente, acercarse a unas raíces que conectan directamente a Cuba y Nigeria. De hecho, después de Cuba la siguiente parada para Ekpuk es volver a Nigeria durante tres meses, donde estará trabajando en su siguiente proyecto que presentará en Londres a finales de 2015.
El trabajo de Victor Ekpuk es un regalo para los sentidos, una visión estimulante del arte en la que se dibujan y desdibujan la cultura de ayer con la cultura de hoy. Ekpuk siempre ha concebido la práctica artística como un compromiso con su entorno y para él el arte es una herramienta para cambiar la sociedad que se relaciona con lo indecible y lo indecidible.
Original en : Afribuku
