África perfila su futuro nuclear girándose hacia China y Rusia

3/02/2016 | Noticias

Varios son los países africanos que han emprendido el camino de la energía nuclear. Pero surgen muchas preguntas sobre la seguridad de estos proyectos en el continente.

Muchos de países africanos tienen una especie de moda nuclear. Los estados con programas relativos a esta energía se perciben como prósperos y tecnológicamente avanzados disfrutando, de esta manera, de un estatus más envidiable que otros países en vías de desarrollo. La energía nuclear no es nueva en África. Surgió en los años 50 cuando la República Democrática del Congo (RDC) tiene el primer reactor nuclear. Hoy en día, muchos países africanos están planeando desarrollar programas alrededor de esta energía.

Actualmente hay una docena de reactores nucleares de investigación en ocho países africanos, Sudáfrica es el único que posee una central activa. Pero la lista de países que desean tener acceso a este tipo de energía continúa. Los estados subsaharianos de Ghana, Níger y Uganda también han mostrado interés en la construcción de este tipo de centrales. En África del Norte, Argelia, Marruecos y Túnez tienen ya proyectos similares.

¿Por qué la energía Nuclear?

El desarrollo económico de África depende de muchos factores: la estabilidad política, la seguridad, la educación y la electricidad. La buena noticia es que África tiene opciones en términos de energía, el tan criticado carbón, el gas natural, la energía geotérmica y la energía renovable. Varios países africanos han optado por un enfoque diversificado donde la energía nuclear ocupa una posición central.

Los pesos pesados del continente, Kenia, Nigeria y Sudáfrica son los que marcan el camino. Estos países han establecido planes a largo plazo para hacer despegar su crecimiento económico. E incluso los países más ricos en hidrocarburos como Nigeria buscan la estabilidad y la seguridad energética frente a la fluctuación de los precios del petróleo. Un equipo de expertos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) continúa con sus visitas que comenzaron en 2015 en Kenia, Marruecos y Nigeria para identificar los problemas y compartir sus recomendaciones en el momento en el que estos países empiecen con la energía nuclear.

Riesgos múltiples

Muchos expertos cuestionan la capacidad de África para gestionar la energía nuclear con respecto a las cuestiones éticas, presupuestarias, sanitarias y de seguridad. Sus principales preocupaciones se refieren a la corrupción, accidentes como los vividos en Fukushima, el costo, la falta de conocimientos técnicos y de gestión de residuos.

Uno de los primeros pasos para el desarrollo de la energía nuclear es el acceso al uranio: África contribuye con el 20% de la producción mundial de uranio; 34 países del continente tienen minas de uranio, la mayoría de las cuales se encuentran en Sudáfrica, Malaui, Namibia y Níger.

Hay, por supuesto, una amenaza real para el nivel de seguridad debido a la presencia en suelo africano de organizaciones extremistas que pueden tener acceso a las instalaciones nucleares. Las bases de datos de la AIEA proporcionan información acerca de los acontecimientos relacionados con materiales radiactivos. De enero de 1993 a diciembre de 2013, 2.477 incidentes se incluyeron en las bases de datos de la AIEA. La principal preocupación se basa en los intentos de soborno de políticos y expertos por parte de los extremistas, lo que les permitiría atacar o sabotear instalaciones nucleares.

Al-Qaida tenía planes para adquirir materiales nucleares y reclutar científicos sin escrúpulos para desarrollar «bombas». Hoy en día, la colaboración entre diferentes grupos extremistas refuerza este temor. El ataque en 2013 a la mina de uranio de Somaïr es un ejemplo.

También está el problema del futuro de la red global de proliferación nuclear del científico paquistaní Abdul Qadeer Khan. Este último, que vive libre en Pakistán, estuvo durante un tiempo en un mercado negro mundial de energía nuclear. Tenía conexiones en Sudáfrica y se había comprometido en proporcionar a Libia toda la infraestructura y los conocimientos necesarios para fabricar una bomba nuclear.

Washington intenta, a través de varias organizaciones multilaterales, minimizar esta amenaza. Del mismo modo, la Global Initiative to Combat Nuclear Terrorism presidida por Rusia y Estados Unidos, reúne a 86 naciones que se han comprometido a respetar los principios básicos de la gestión de la energía nuclear. Hasta la fecha, Argelia, Costa de Marfil, Libia, Madagascar, Marruecos, Seychelles y Zambia han firmado acuerdos con esa organización.

China y Rusia a la vanguardia

Debido a la falta de conocimiento y experiencia de África sobre energía nuclear, el continente busca en el exterior el conocimiento que le permita alcanzar sus ambiciones nucleares. Se trata de algunas potencias occidentales como Francia y Estados Unidos, pero son China y Rusia las que se llevan la mayor parte del pastel.

La implicación de Rusia en la energía nuclear de África no viene de ayer y goza de una salud radiante El presidente Vladimir Putin parece muy bien situado para apoyar el desarrollo nuclear en Sudáfrica. También se anunció, después de la visita del presidente ruso a El Cairo en febrero de 2015, que Rusia construirá una planta nuclear en Egipto, en Dabaa. Y la empresa rusa Rosatom también ha firmado recientemente un acuerdo con Nigeria para construir una planta de energía nuclear que deberá estar operativa en 2025.

En cuanto a la participación de China en África, durante la última década, es simplemente impresionante. Pekín ha utilizado este impulso para hacer incursiones en el campo nuclear. China y Kenia han firmado recientemente un acuerdo para la construcción de la primera planta de energía nuclear en este país de África oriental que entrará en funcionamiento también en 2025. Al mismo tiempo, la China General Nuclear Power Corporation comenzará este mismo mes de febrero en el centro-oeste de Namibia, la explotación de la mina de uranio de Husab.

El interés de China y Rusia en África está no sólo, por supuesto, vinculado a la cuestión de su poder estratégico y económico, sino que también tratan de asegurar su acceso a las reservas de uranio. Así Pekín y Moscú están a la cabeza en la carrera por la seguridad energética mundial, mientras que refuerzan sus relaciones políticas y comerciales con los gobiernos africanos.

A pesar de los desafíos y las preocupaciones relacionadas con el desarrollo de la energía nuclear, habrá que esperar a que las centrales africanas de Egipto o Nigeria acaben por convertirse en operativas.

Fuente: Slateafrique.com

[Fundación Sur]

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