ÁFRICA NOS ENSEÑA A VIVIR EN UN MUNDO INTERCULTURAL Y GLOBALIZADO.

16/07/2012 | Editorial

Los grandes choques de la historia, no son ante todo, ni “choques de civilizaciones”, ni “choques entre religiones”, sino que son más bien choques de intereses político-económicos de las grandes potencias.

En todos los conflictos predominan las raíces de “poder y lucro”, aunque intervengan otros factores, como los: étnicos, culturales, religiosos, etc. Y qué duda cabe: el entendimiento y la cooperación exigen un cierto grado de educación y de bienestar básico. Personas bien educadas no tienden a ser fundamentalistas.

El mayor número de víctimas, causado por conflictos mundiales, se ha producido entre países “cristianos” europeos, como sucedió en las dos guerras mundiales del siglo XX. Incluso los “genocidios” producidos en el África de los Grandes Lagos desde 2004, con más de 8 millones de victimas (según el «Mapping Report de la ONU, 2010), tuvieron lugar en países con alto porcentaje de “cristianos”. Estos datos nos ayudan a ser realistas para aprender de la historia.

Los países con mayor presupuesto de gasto militar en 2008, son: EEUU, con $607 millones (41% del mundo, según SIPRI year book 2009), China con $85 millones, Francia y Reino Unido con $65 millones cada uno, España con $15 millones, etc.

Los primeros vendedores de armamento del mundo, según la misma fuente, son: EEUU con el 30%, Rusia con un 23%, Alemania con el 11%,,, España con el 4%, etc.

Los llamados “choques” no parecen ser tanto culturales o religiosos, como económicos. Países europeos han luchado entre si durante siglos y ahora forman alianzas sólidas como la UE y la OTAN.

Aunque algunos pensadores como Hunlington sostienen que las principales razones de los conflictos son, no tanto económicas, sino más bien culturales y religiosas, la mayor parte de ellos sin embargo sostiene que esa interpretación es simplista, añadiendo que el “petróleo” parece ser la palabra clave en la mayoría de los conflictos.

Es interesante constatar que la mayoría de los conflictos se producen en los países con grandes yacimientos de petróleo, como el Oriente medio, con un 63% del mundial, o en los países con importantes reservas de minerales, como el África de los Grandes Lagos.

La lucha por controlar las fuentes de riqueza material y los desequilibrios sociales y económicos parecen ser el principal factor de riesgo.

Creo que es fundamental mirar a la sociedad y a la política, no desde la perspectiva del «control», ni desde los riesgos y amenazas, sino desde la diversidad complementaria, desde los grandes retos, desde la solidaridad y desde las oportunidades que presenta la nueva realidad intercultural y global.

Algunos países árabes como Túnez, Argelia, Egipto y Libia nos están mostrando un buen camino, a pesar de las incógnitas que todavía permanecen por resolver.

De esta mirada a la sociedad como: intercultural, solidaria y llena de necesidades y oportunidades, se desprende una actitud de diálogo, respeto mutuo y colaboración responsable para el Bien Común.

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