África: malestar e indiferencia ante el jubileo de las independencias.

14/06/2010 | Opinión

La República Togolesa, celebró, el pasado 27 de abril, con relativa confidencialidad y cierta cacofonía política, el cincuenta aniversario de su independencia. El caso de Togo no es el único en el seno del África francófona que celebra, en 2010, los cincuenta años de independencia. Catorce antiguas colonias francesas obtuvieron la soberanía en 1960, principalmente durante el verano de ese mismo año.

Los catorce países del África francófona que obtuvieron la independencia en 1960 son: Benín, Burkina Faso, Camerún, la República Centroafricana, Congo-Brazzaville, Costa de Marfil, Gabón, Madagascar, Malí, Mauritania, Níger, Senegal, Chad y Togo. El presidente Sarkozy no ha aceptado ninguna de las invitaciones que se le han hecho para asistir a las ceremonias de conmemoración.

Malestar e indiferencia dominan el jubileo de las independencias africanas. Este jubileo puede servir de pretexto para analizar el pasado e interrogarse sobre el futuro. Pero, pese a que las fechas fatídicas se acercan, este aniversario amenaza con pasar más bien inadvertido, ya sea por indiferencia o por el malestar relacionado con las ambigüedades coloniales que nunca fueron superadas.

La invitación hecha por Nicholas Sarkozy para que los ejércitos de las antiguas colonias para que desfilasen el 14 de julio en los Campos Elíseos provoca la controversia. “Un divorcio no merece un desfile junto a las tropas francesas”- declara de manera satírica el cronista de Radio France Internationale Jean-Baptiste Placca. Muchos observadores africanos, por su parte, se extrañan de que el colonizador celebre el fin de su dominio. “¿Es necesario recordar los horrores (…) que han marcado la ocupación colonial? ¿Qué se celebra?”- se pregunta Joachim Vokouma, redactor jefe de la revista online burkinesa Lefaso.net.

Algunos ejércitos invitados al desfile participaron en sangrientas represiones en su país. “Este jubileo- añade Nabbir Ibrahim Soumah, jurista guineano- puede experimentarse como una pena doble: tras la colonización, se celebra la fiesta del África francófona. Esto es una tomadura de pelo para la población, inmersa en la miseria (…)”. El ministro Jacques Toubon, nombrado por Sarkozy como el encargado de organizar las celebraciones en Francia, trata de explicar que el desfile africano en los Campos Eliseos se ha organizado simplemente como “homenaje a la sangre derramada” por los soldados coloniales de las dos Guerras Mundiales.

La organización, un día antes, de una “mini cumbre” a la que Nicolas Sarkozy invitó a los presidentes de las antiguas colonias, sí obedece a temas más actuales. Se trata de “asumir, explicitar y renovar” la relación entre Francia y sus antiguas posesiones, explica M. Toubon, él mismo representante del gaullisme africano.

El hecho de que durante una rueda de prensa, el 1 de abril, se calificase la reunión entre los Jefes de Estados francófonos de París como “familiar”, no sentó muy bien. Se defendió declarando que “no se trata de paternalismo, ni de nostalgia”, sino de la proximidad no sólo entre los Estados, sino también entre los pueblos. El “secretario general del cincuenta aniversario” desea “establecer un poco de verdad y complejidad” en una relación franco-africana que “no es banal”. “La mentalidad francesa con respecto a África es una mezcla de familiaridad, de empatía, y un tipo de condescendencia que sitúa a la inmigración postcolonial en una posición muy particular. La historia colonial es parte integrante de la historia de Francia. Debe ser compartida”.

Diez meses después de su nombramiento, se confió a Jacques Toubon un pequeño presupuesto interministerial de 16,3 millones de euros (incluidas las manifestaciones organizadas en África). Aún no obtuvo por parte del Eliseo una respuesta clara para sus iniciativas, sólo para el desfile del 14 de julio, seguido del concierto africano en el “Champ- de- Mars”.

Ruega que el cincuenta aniversario no se limite a conmemoraciones sino que sea una ocasión para anunciar acciones concretas en materia de formación profesional de los jóvenes africanos, de obtención de visados, de promoción de la diáspora africana en Francia así como la “descongelación” de las pensiones de los antiguos soldados coloniales (equipararlas con las pensiones de los franceses).

El calendario político francés (debate sobre la identidad nacional, elecciones regionales) ha parado sus ambiciones. Sarkozy que debía, él mismo, lanzar el pasado diciembre “2010, año de África”, no lo hizo. El sondeo publicado por Jacques Toubon, demuestra que al 69% de los franceses no se sienten interesados por el cincuenta aniversario, de ahí tanto silencio al respecto.

En el continente africano también se percibe una cierta confusión, aunque sea de diferente naturaleza. El cincuenta aniversario molesta a los gobernantes que no tienen ningunas ganas de confrontarse con un balance, casi siempre, desastroso. Los países que han programado ceremonias grandiosas son excepciones. Es el caso de Senegal que inauguró, el 3 de abril, un monumento del renacimiento africano.

En la mayoría de los Estados se limitarán a celebrarlo con algunas emotivos discursos, un discreto coloquio de historiadores oficiales y un desfile militar. La población, ya tiene bastante con sobrevivir. Pero la prensa e Internet se han ocupado del tema sin rodeos.

Por supuesto, se denuncia el modo en que Francia otorgó las independencias, pero se señala también la depredación de las riquezas y de la ayuda internacional por parte de las elites africanas en el poder.

– ¿Qué hemos hecho estos cincuenta años?- declara desconsolado Abdou Rahmane Mbengue en el periódico senegalés Walfadjiri. “Hace medio siglo que somos la mofa de la humanidad”. En el periódico Le Messager de Douala, el historiador camerunés Achille Mbembe añade: “¿De verdad hay algo que conmemorar? ¿O, por el contrario, se debería empezar de nuevo?”

La dificultad es mayor teniendo en cuenta que los gobernantes actuales son raramente herederos de los combatientes por la emancipación. En Camerún, que obtuvo la independencia tras una guerra sangrienta y oculta contra Francia, y tras el asesinato del líder nacionalista Ruben Umnyobe, este cincuenta aniversario reaviva recuerdos muy dolorosos.

En Youandé, los militantes que pretenden perpetuar esta tendencia política calificaron, el 10 de abril, de “provocación” la celebración de París de las independencias. “Es por lo menos indecente que el esclavista celebre la libertad del esclavo, al que tiene todavía encadenado”, protestaron, fustigando “la arrogancia del gobierno francés que se autoerige en organizador de las fiestas nacionales de unos países, supuestamente, independientes”.

Tan sólo Costa de Marfil, presidida por Laurent Gbagbo, ha declinado oficialmente la invitación de París. “Costa de Marfil desea celebrar su independencia sola, en el marco de su política nacional de refundación”, ha citado Jacques Toubon.

Laurent Gbagbo, elegido en 2000 para cinco años y ya va por el décimo, se cree el “apóstol” de la “segunda independencia” de su país. Un término que, en el contexto de la celebración del cincuenta aniversario, toma especial interés.


Philippe Bernard

Publicado por rwandaises.com, el 29 de abril de 2010.

Traducido por Victoria Pastor, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción/Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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