África es la mayor zona de libre comercio del mundo

15/07/2019 | Editorial

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El 30 de mayo 2019 fue la fecha histórica para las economías africanas, pues 23 países africanos firmaron en Kigali el Tratado de Libre Comercio Africano, en un mercado único que ya supera los 1.000 millones de personas.

De momento, solo 23 países, de los 52 países africanos, firmaron el acuerdo. La esperanza es que el acuerdo aumente el comercio intracontinental y que esto favorezca una transformación de las economías africanas, para aumentar su productividad y la creación de empleo.

El comercio africano en el interior del continente representa actualmente un 16% y esperan llegar al 25% en diez años. En la UE, el comercio interior representa el 70%.

Ahora deberán construir economías más eficaces y mejorar las infraestructuras. Será difícil controlar la afluencia de productos baratos procedentes del exterior de África.

Algunos países no han firmado el acuerdo, pues quedan muchos retos importantes por resolver, como: la inseguridad, la gobernanza irresponsable, la dependencia del capital exterior y de la minería, la corrupción, etc.

De nuevo se busca un crecimiento económico ilimitado, basado en la tecnología y en el control de recursos por poderosos, y esta ideología hace imposible un desarrollo sostenible, que sea más solidario, humano y ecológico.

Este acuerdo de libre comercio, ciertamente puede facilitar el intercambio de bienes y servicios entre los diferentes países africanos. Pero para intercambiar bienes y recursos, se requiere primero aumentar el empleo y la producción, a través de la modernización de la agricultura, de la industria, de las infraestructuras, y una normativa fiscal que proteja y promueva primero, los productos locales.

África es un continente muy rico y lo que se requiere en primer lugar es, denunciar las injusticias, la violencia y corrupta gestión de los recursos, y al mismo tiempo, elegir gestores y líderes más competentes y responsables.

Mientras la sociedad civil y los movimientos sociales no se levanten y exijan una mejor gestión del poder y de los recursos nacionales, nada podrá cambiar. Empoderar a la sociedad civil es lo más urgente y fundamental.

Los cambios sobre pasaportes, libre mercado o partidos políticos, serán irrelevantes, si no se hace frente a sanear la raíz de todos los males sociales, como es el acaparamiento de poder y de recursos en manos de unas minorías.

Si, los poderosísimos mercados y las enormes propiedades privadas no quieren que la mayor parte de los habitantes del planeta tomen en sus manos las riendas del destino común. Pero ha llegado el momento de que cada ciudadano y ciudadana, ocupe el lugar protagonista que le corresponde.

La comunidad científica y académica debe situarse en la vanguardia de los cambios, en la primera alinea de las exigencias éticas, sociales y económicas, para luchar por la igual dignidad de todos los seres humanos.

La solución está en la democracia genuina, en el empoderamiento de la sociedad, tanto en África, como en el mundo entero.

“Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas”, resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, a reafirmar la fe en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad y de la ética, hemos decidido a aunar nuestros esfuerzos para realizar estos designios”.

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