Africa debe exigir compromisos para desacelerar el cambio climático.

30/11/2010 | Editorial

La realidad: La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, provocada por el hombre, ha alcanzado ya niveles tan altos que el sistema climático se ha desequilibrado. La concentración de CO2 y la temperatura global han aumentado aceleradamente en los últimos 50 años. Esta última subirá aun más rápidamente en las próximas décadas, sumándose así a la multitud de otros desequilibrios ecológicos, cuyo impacto pone en peligro las vidas de los pueblos del mundo y sus medios de subsistencia, en particular para las personas más desfavorecidas y otros grupos vulnerables.

Las palabras sobre la realidad: Desde 1995 se celebran conferencias anuales organizadas por la ONU con el fin de conseguir un consenso universal frente a este grave problema. Todas las conferencias sobre el cambio climático suelen tener el mismo perfil: constatación de las devastadoras consecuencias del mismo, especialmente para los países menos desarrollados, determinación de pautas para la desaceleración de dicho cambio, acuerdo general sobre la importancia de reducir las emisiones de carbono a la atmósfera y la urgencia de un amplio plan de reforestación…, pero nadie quiere correr con el gasto que todo ello supone.

La última conferencia sobre el cambio climático tuvo lugar el año pasado en Copenhague, Dinamarca, y se clausuró solo con una declaración de buenas intenciones. En el fondo manifestaba una comunidad internacional totalmente dividida sobre cómo reducir las emisiones de carbono a la atmósfera, pues nadie quería pagar los costes asociados a tales medidas. “Hasta que no se consiga un acuerdo sobre el clima, jurídicamente vinculante, estas conferencias seguirán siendo un fracaso”. La fecha indicada para ese posible acuerdo es el 2012, año en que expira el acuerdo de Kyoto.

Una nueva oportunidad: esta la ofrece la 16ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16), que es además la 6ª Conferencia de las Partes del Protocolo de Kyoto, organizada por las Naciones Unidas en Cancún, México del 29 de noviembre al 10 de diciembre 2010, a la que asisten 194 estados firmantes.

La propuesta que no gusta: Considerando que son los países desarrollados los que emiten la mayor cantidad de carbono, ellos son los que tienen que reducir sus emisiones y financiar a los países menos desarrollados para mitigar los efectos del calentamiento global. La solución es clara… y cara. Hasta la fecha, no ha habido ningún compromiso concreto por el miedo evidente de que ello reduzca el crecimiento económico. Y, dada la situación de crisis mundial, se teme que se hagan menos esfuerzos. Hay Estados que quieren ya lavarse las manos en este asunto e incluso pretenden abandonar los pequeñísimos compromisos ya asumidos.

La oportunidad de África. En la Conferencia de Cancún, África va a negociar en bloque. Es la gran oportunidad que tienen los delegados del continente africano para instigar a los países más desarrollados a comprometerse a fondo en la reducción de las emisiones de carbono y en la repoblación forestal, sobre todo en los países menos desarrollados. Una propuesta que no debe de ser mendigada, sino requerida por justicia y exigencias éticas.

Si hay algún avance en Cancún, habrá esperanza para un consenso global. Pero si Cancún se queda, una vez más, en bonitas declaraciones, sin compromiso real, las futuras generaciones sufrirán las consecuencias.

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